Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Mayo de 2015

COLOMBIA RURAL

Cultura y provincia

Los   provincianos siempre han hecho la grandeza de Colombia. Son el origen de la ciudad rural y alimentan la nación con lo mejor de su sangre. Pero ahora la gran ciudad, la metrópoli, chupa la aldea de una manera insaciable, pidiendo hombres y más hombres, tragándoselos, hasta que al fin terminará estrangulando a la comarca. La gran ciudad representa en cierta forma, el término vital de toda gran cultura. La metrópoli se fortalece con la energía de la aldea.

Desde los tiempos de la colonia, lejos de las ciudades, fuera de la historia, millones de hombres, en el trabajo oscuro de los campos, han venido construyendo la grandeza nacional. Si se olvida esa humilde, pero múltiple actividad, no podremos entender nunca las inesperadas renovaciones de nuestra vida civil. La verdad profunda es que la riqueza, la entraña de la nación, está en los campos; tenemos una república esencialmente campesina. Todas nuestras orientaciones legales y constitucionales deben estar calculadas sobre este hecho inevitable. Colombia es rural y no citadina. Los hombres antorcha del país, en el humanismo, han sido casi todos gigantescos provincianos: Marco Fidel Suárez, Jose Eustasio Rivera, Jorge Isaacs, Porfirio Barba Jacob, Luis López de Mesa.

El humanista en la vida contemporánea está en las afueras de la vida nacional, la palabra intelectual, carece en absoluto de gravitación y de influencia. La inteligencia está limitada a un grupo reducido de almas selectas y escogidas. Y esto suple con creces la agresiva indiferencia ambiental. Los encuentros culturales en las capitales son de enorme importancia nacional, por la calidad de los valores que congregan y la categoría de los temas que nos aglutinan.

La amorosa propensión por la belleza escrita y el culto por el idioma constituyen la fisonomía espiritual de Colombia. A Cartagena de Indias quiso venir un ilustre desempleado llamado Don Miguel de Cervantes Saavedra. Y a la misma Cartagena llegaron los primeros cien ejemplares del Quijote que vinieron a América; en Popayán está encerrado Don Quijote de la Mancha, según una hermosa leyenda, que es verdad como todas las leyendas hermosas.

Qué grandes embajadores de Colombia son los científicos Llinás, Elkin Patarroyo, el escritor García Márquez, los pintores Obregón, Arenas Betancurt, Fernando Botero, y las grandes figuras del deporte. El Quijote le decía a Sancho Panza: “Los cántaros vacíos hacen mucho ruido”, refiriéndose a la estridencia política.

Colombia es injusta con la clase intelectual. Recordemos la miseria económica en la que vivió García Márquez casi en la mitad de su existencia. Solo su terquedad, su tesón, su voluntad indomable lo llevo al triunfo. Su inmortal obra, Cien años de soledad, la escribió, con exigente perfeccionismo dieciséis veces. Muchos se negaron a editarlo por insuficiente.