Hugo Quintero Bernate | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Mayo de 2015

ARRECIFES

Transmiatraco

Los bogotanos, o por lo menos los que vivimos en Bogotá, parecemos condenados a convertirnos en ermitaños en nuestras casas. No se puede salir en taxi porque se corre el riesgo de ser víctima del “tal paseo millonario”. Si es a pie, siempre existe la posibilidad del “tal atraco callejero”y ahora resulta que el robo a mano armada que era más o menos común en el servicio ordinario de buses se ha convertido en plaga en Transmilenio, que hasta no hace mucho, era la joya de la ciudad.

El señor Alcalde Mayor, probablemente contagiado de las estrategias comunicativas de su vecino del palacio ubicado un poco más al sur, decidióreducir, como hace con todo lo que no le conviene, lo de la inseguridad en Transmilenio a una conspiración en contra suya, negando la existencia de los “tales atracos”.

Testimonios, fotografías, denuncias y hasta un impresionante video, donde un delincuente armado de cuchillo amenaza a todos los pasajeros de un bus e intenta forzar la salida del articulado, han sido insuficientes para convencer al señor Alcalde de la realidad del problema.

Nadie sabe por quéla izquierda tiene un trauma con el manejo de la seguridad cuando llega al poder. Pareciera como si en alguna parte de su cerebro tuvieran una neurona que les advirtiera el peligro de convertirse en fascistas, si se ocupan de combatir la inseguridad ciudadana. Siempre hay un discurso para justificar las tropelías y los desmanes. Del robo de celulares, la culpa es de los usuarios por usarlos. Del robo a vehículos, la culpa es de las señoras del norte por andar en ellos. De la delincuencia juvenil, es que se trata de “pobres niños”sin futuro. Y, supongo, que los atracos en Transmilenio, debe ser culpa de nosotros, los usuarios, por no movilizarnos a pie.

Más alláde la ceguera voluntaria del Alcalde, los hechos, como decía uno de sus ideólogos de cabecera: son tozudos. Ahíestán y no van a desaparecer simplemente por ignorarlos. Tienen un origen identificable y solucionable.

El desorden y la falta de control que hoy se enseñorean en el sistema, empieza por la pauperización de las estaciones y de los propios buses, donde a diario se encuentran vendedores y pedigüeños de todas las especies, algunos simples campaneros de los delincuentes. Sigue en la absoluta falta de presencia de la autoridad en varias estaciones o trayectos de las rutas. A los dueños privados del sistema la seguridad de los usuarios los tiene sin cuidado. Sus grandísimas ganancias les llegan igual, independientemente de si hay o no atracos a los usuarios.

La Policía, por su parte, se limita a aprehender a los pocos atracadores que se descuidan, pero inmediatamente los sueltan. Nadie sabe quién le ha dicho a los policías que no pueden capturar en flagrancia o quién les metióen la cabeza que si no hay denuncia no hay proceso. El informe policial es suficiente.

El problema del abandono de la seguridad del sistema de Transmilenio es que la gente tiene un límite. Y donde la Justicia Estatal no funciona, empieza la venganza privada.

@Quinternatte