Bueno, pasaron las elecciones parlamentarias con todo su cúmulo de nerviosismo y expectativas en las diferentes bancadas, dejando un sabor de victoria gubernamental por el orden, la seguridad, y el caudal de votaciones, venciendo la abstención y mostrando un panorama competitivo hacia las presidenciales. Para beneplácito de los colombianos, y bogotanos en especial, llegó el Festival Iberoamericano de Teatro, trayendo consigo un respiro en la política y aportando esa alegría que embarga tanto a los ciudadanos residentes en la capital, como a turistas domésticos y extranjeros que atraídos por el espectáculo visitan Bogotá.
No es posible hablar del festival de teatro sin recordar a su organizadora y fundadora Fanny Mikey y puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que en cada levantada de telón para dar paso a esta función sentiremos la presencia de esa gran señora, quien luchando y soñando, nos dejó este legado que ojalá por mucho tiempo disfrutemos los amantes del arte. Estamos ante la edición 16 y su apertura nos evidenció la importancia y el buen recibo que el suceso tiene en el mundo del espectáculo. La respuesta de los espectadores es más que motivo de estimulo para los organizadores a quienes reconocemos sus esfuerzos y animamos a continuar. En la inigualable inauguración se pudo apreciar el colorido de los trajes, el profesionalismo de aquellos actores procedentes de diferentes países y la alegría en los rostros de grandes y chicos, quedando justificado el brío que motiva a la Junta a mantenerse en el empeño de proteger ese festival, tan caro a nuestro sentimiento.
Se inicia pues una temporada de ensueño, en medio de incertidumbre y expectativa por el variado menú de presentaciones que nos ofrece tan magnánimo programa.
En los diferentes teatros de la capital se exhibirán obras de mucho crédito que valdría la pena disfrutar. No existe en el mundo una concentración teatral de estas dimensiones y el orgullo que nos cabe lo debemos confirmar con nuestra presencia en los distintos escenarios, apoyando el éxito y mantenimiento a futuro nuestro Iberoamericano de Teatro. Quiero expresar mi admiración por los organizadores, porque una cosa es el festival con Fanny y otra bastante diferente sin ella. Pero lo mostrado en la inauguración pone de presente la responsable dedicación de todas y cada una de las personas comprometidas en la empresa de sostener el Iberoamericano teatral contra viento y marea.
Digo lo anterior porque en los medios se vienen comentando ciertas penurias económicas que sufre la organización, a más de incompatibilidades entre sus directivas, situación que debe preocupar a todos los residentes de la capital. Es más, debe alarmar a todos los colombianos, incluyendo al gobierno, porque no debemos dejar naufragar evento de esta magnitud que tan buena imagen da a Colombia.