El domingo pasado se efectuaron las elecciones en segunda vuelta presidencial, una justa electoral que había despertado muchas inquietudes en los diferentes sectores de la vida nacional, pero en realidad, podemos sostener que el país ha cambiado fundamentalmente en ese aspecto, los mandos de la fuerza pública, lo pregonan a los cuatro vientos, el orden público inmejorable, por lo tanto, el parte es de total tranquilidad y seguridad. Un aplauso para los colombianos que hemos aprendido a manejar nuestra política civilizadamente; se diría que para el gobierno otro cumplido, pero ya en la primera vuelta demostró su comprometimiento y ajuste profesional en este tipo de eventos, total todos satisfechos.
El elegido fue el doctor Iván Duque, de quien en anteriores columnas habíamos hablado por ser el candidato con más carisma y bagaje administrativo para dirigir los destinos patrios. Tremendo reto el que asume nuestro nuevo presidente, son muchas las expectativas que se ciernen alrededor de su gestión y voy a tratar sobre algunos temas de mi preocupación, debatidos por el doctor Duque en varias oportunidades.
Lo primero hace referencia la seguridad, asunto de mucha importancia para el señor Presidente por conocer de primera mano los niveles de inseguridad en diferentes estadios del país y la urgencia de atender ese sentir patrio. Sabemos que seguridad es más que fuerza pública, son muchos los aspectos que rodean este concepto, pero hay uno sin el cual, es imposible referirnos a una sensación de seguridad estable y duradera, y es la justicia pronta, transparente, acompañada del condigno castigo, el vórtice de este aspecto está en el sistema carcelario. El mismo candidato en su momento reconoció públicamente que las cárceles en Colombia son centros de formación delincuencial, por lo tanto urge reestructurar, lo antes posible, la política penitenciaria recurriendo al Consejo Superior de Política Criminal.
Otro tema bien importante es aterrizar el concepto sobre el crecimiento de la Fuerza Pública, en espacial la Policía. La mayoría de mandatarios buscan llevar seguridad a todos los rincones patrios y para ello usan como estrategia el crecimiento en la Policía Nacional, hasta el punto de abanderar toda una estrategia tendiente a incorporar, formar y profesionalizar en el menor tiempo posible, un número representativo de efectivos policiales. Seguramente el nuevo Presidente de los colombianos y sus asesores en el asunto ya calcularon los costos financieros de estas grandes incorporaciones. Sería saludable no perder de vista en estos proyectos hasta qué punto el aumento de hombres agrega beneficiarios a sanidad, pues cada hombre trae por lo menos cuatro miembros de familia que se convierten en usuarios del servicio, golpeando el irrisorio presupuesto de sanidad con que cuenta la institución. De esta forma antes de crecer hay que presupuestar y además no se pueden violentar los protocolos de incorporación y formación.