JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Enero de 2014

El arranque del 2014

Comienza el nuevo año y con él llegan las primeras  noticias y controversias que éstas suscitan.

El Gobierno Nacional decidió en diciembre pasado que no presentaría el recurso extraordinario de revisión contra la sentencia del Tribunal Internacional de La Haya  sobre el conflicto con Nicaragua.   La señora Canciller se apresuró a señalar que,  entre otras razones, con  la presentación del recurso se podría poner en riesgo la defensa de Colombia ante las nuevas demandas de Nicaragua.   No  convence la razón que esgrime el Gobierno;  no vemos en que pueda perjudicar el trámite de un recurso fundamentado en un hecho que desconocía al tribunal al momento de su decisión, que era  el compromiso de Nicaragua  con la zona en disputa ante intereses comerciales extranjeros.   Con la decisión de Colombia queda la sensación de que se le sirve en bandeja de plata a Nicaragua el alimento para su afán expansionista a costa de nuestra soberanía.

El director o coordinador de la defensa colombiana  expone que  la decisión se tomó por consenso de todos los asesores y que interponer el recurso podía perjudicar más que lograrse algún efecto positivo. Comenzamos el año mal en esta materia,   los argumentos no son convincentes y sería conveniente para el país que hubiese   debida información y comunicación sobre lo que se está haciendo en este tema.  Lo que se informa a la opinión pública pareciera que son simples comunicados escuetos y  por cumplir. Se está perdiendo el patrimonio público y ya es hora de que la defensa  se convierta en un asunto público.  La reserva no sirvió sino para perder el pleito.

Ya se  efectúan los primeros análisis sobre el efecto positivo o negativo de la entrada en vigencia de la Ley  1696 del pasado 19 de diciembre, por la cual se dictan disposiciones penales y administrativas para sancionar la conducción bajo el influjo del alcohol y otras sustancias psicoactivas.  El parte de las autoridades es que se redujeron  considerablemente los casos de conductores ebrios  y  la percepción  en la sociedad es que  la ley produjo un gran impacto en el comportamiento ciudadano. Ojalá tanto entusiasmo no obedezca  a  la novedad de su impacto.  No hay duda que necesitábamos una reglamentación más estricta, pero  también en cierto que nos fuimos a otro extremo.   Las personas que por cultura acompañan sus comidas con una cerveza o una copa de vino ya no podrán hacerlo, pues una mínima ingestión responsable, que no pone en peligro a nadie, también quedó proscrita. Como  buenos fundamentalistas nos fuimos al otro extremo.

Sigue en vilo la discusión  sobre la colaboración fortalecida que recibió  Colombia de EEUU según las revelaciones  del diario The Washington Post para combatir el grupo guerrillero de las Farc.   Nada que no  se supiera,  el absurdo es que venga ahora la guerrilla a decir que tal ayuda hace dudar de la voluntad de paz del Gobierno.   Precisamente, gracias a las acciones exitosas contra la guerrilla y sus dirigentes, fue que éstos pararon en la mesa de negociaciones.