Juan Camilo Restrepo | El Nuevo Siglo
Sábado, 20 de Diciembre de 2014

Del corralito al cepo

 


La imaginación verbal de los argentinos es sobresaliente. Una reciente visita a este  maravilloso país me permitió corroborarlo. La Argentina acostumbra ponerles denominaciones vistosas a situaciones desesperadas. Hace poco más de una década  fue  "el corralito" como se denominó nada menos que la violenta y arbitraria congelación de los ahorros que se les impuso a los ciudadanos que habían ahorrado en dólares y que condujo a la monumental crisis bancaria y política que se dio cuando se derrumbó el sistema de la convertibilidad establecida por Menem y  su ministro Domingo Cavalho.
Ahora se denomina  "cepo cambiario" a un alucinante desorden  que prevalece en el mercado de divisas en donde la brecha entre la tasa de cambio oficial (8,50 pesos por dólar) y el dólar callejero -que también pintorescamente no se  le llama dólar "negro"  como en todas partes, sino dólar "blue"- alcanza el 40%. Todo este desorden acompañado de un  delirante sistema de tasas múltiples y de un Banco Central que dócil ha perdido en la práctica toda independencia frente al ejecutivo. Y que emite moneda sin cesar.
Naturalmente la inflación (de la cual el Gobierno de la señora Kirchner ha prohibido a los funcionarios públicos que hablen)  también se denomina eufemísticamente “ajustes de los mercados  a factores estructurales”,  y alcanza las cotas más elevadas de la región después de Venezuela: 24% para el 2014 es el índice oficial en el que nadie cree, y alrededor del 40% en  el que coinciden casi todos los centros de investigación independientes.
He recorrido en este viaje casi 2.000 kilómetros de esa maravilla de la naturaleza que es la pampa húmeda argentina, visitando empresas agropecuarias y ganaderas. Y hablando con trabajadores del campo de todas las condiciones. Es impresionante  constatar el mal humor y el tono hosco como se refieren los empresarios agrícolas de la Argentina a la señora Kirchner, a su gobierno y en general a los peronistas.
Las famosas “retenciones”, que no son otra cosa que impuestos a las exportaciones agropecuarias, fluctúan entre el 35% y el 40%. Esta ha sido la piedra de discordia entre el sector rural que se siente avasallado por el discurso urbano y populista del Gobierno. Pero al mismo tiempo se puede palpar  sin mucho esfuerzo el potencial agropecuario inmenso de la Argentina si no hubiera el discurso anti-rural permanente que ha caracterizado a los Kirchner. "Piense usted, me decía un empresario del campo, que  ahora ni siquiera nos dejan exportar carne, los frigoríficos  y los mercados externos se han cerrado por montones, y toda producción que no sea Soja molesta a este Gobierno pues la consideran especulación y causa de la inflación. Pero  piense también, me decía, cómo se dispararía este país si se eliminan un buen día las absurdas ‘retenciones’ y la tasa de cambio se coloca al  nivel que es. Volveríamos instantáneamente a ser la potencia agropecuaria que siempre fuimos".
Hace poco hizo carrera una frase que decía: “Brasil va camino a la Argentina. La Argentina camino a Venezuela. Y esta última camino a Zimbabue”. Las elecciones en Argentina son el año entrante. Si no hay un cambio profundo en la selección del sucesor de la señora Kirchner y de sus políticas es muy posible que el humor negro de esta frase, al menos en lo que corresponde a la Argentina, se haga realidad.