El presidente electo Donald Trump está demostrando lo que nosotros hemos escrito siempre en esta columna: que es el mandatario que los Estados Unidos necesitan en este momento y que será, sin duda, uno de los buenos presidentes, al estilo de Reagan y Clinton. Igualmente hemos señalado que en nuestros lares el vicepresidente German Vargas Lleras, el precandidato con más posibilidades, será también un buen timonel. Su recio carácter- coscorrón incluido- su extensa experiencia y preparación y su indudable visión política, lo han colocado, desde hace varios años, a la cabeza de los aspirantes a despachar en la Casa de Nariño. Como se puede apreciar la derecha, el buen conservatismo, se está consolidando.
Pero volvamos a Trump. En su arrolladora campaña había prometido que de ganar haría grande de nuevo a su país y ya, sin posesionarse, está dando certeros pasos en la dirección prometida. A escasas tres semanas de estar a cargo en el Salón Oval, ha dado un primer gran paso: amenazó a los empresarios estadounidenses, que han venido haciendo fuertes inversiones en México, que si siguen con esas inversiones los penalizará con un treinta y cinco por ciento de arancel, cuando intenten repatriar sus productos. Inmediatamente la Ford abandonó sus planes de expansión y los recortó en setecientos millones de dólares y la General Motor se apresta a hacer otro tanto.
Todo esto está ocurriendo cuando Trump, por otro lado, promete bajarle sus impuestos a las empresas que incrementen sus planes de empleo. Pero para Trump esto no es suficiente. Haciendo alarde de un gran poder político en el Congreso, reversó una medida que había tomado su propio partido, el republicano, destinada a hacer más laxa la tarea del Comité de Ética parlamentaria. Está, pues, demostrando que él es quien lleva la batuta. "Esto es apenas el comienzo" ha advertido.
De otra parte ha dado instrucciones precisas a todos los miembros de su gabinete que espera que el 20 de enero tengan listas nuevas disposiciones y tareas para poner en marcha muchos proyectos republicanos que aún están estancados en las dos cámaras legislativas. "Tenemos que demostrarle a nuestros electores que lo que dijimos en campaña era en serio".
Y mientras, aquí en Colombia, las cosas serán similares. EL vice alista sus maletas para dejar sus actuales funciones que, dicho sea de paso, han sido muy exitosas en relación con el dramático cambio que ha experimentado la infraestructura nacional, especialmente en vías, puertos y aeropuertos. Ha sido una tarea exitosa en la que su mal genio -heredado de su ilustre abuelo- no ha estado ausente y como él, podrá decir "en qué godo me he convertido".
Si su salud le sigue acompañando lo veremos en todas las plazas llevando su mensaje de modernización y autoridad, acompañado fielmente por sus acólitos de Cambio Radical. Muy seguramente terminarán a su lado los miembros de la "U" y los del propio liberalismo, ante la ausencia bien notoria de verdaderos pesos pesadas en la contienda que se avecina. El conservatismo, nuestro querido partido, se ha acostumbrado tanto a la mermelada burocrática, que ya tendrá su disculpa para cerrar filas al lado de Vargas Lleras y no ir a las urnas con candidato azul. Entre otras cosas porque tampoco tiene una celebridad que concite fervor popular y como para godos Vargas se basta y sobra, juntos los veremos a todos respaldando su candidatura.
ADENDA UNO
"Perro que ladra no muerde". Este adagio debía recordarlo el Enrique Peñalosa en relación con la anunciada revocatoria petrista. Siga adelante señor alcalde, que todos lo seguiremos apoyando...
ADENDA DOS
Bien por el nuevo Código de Policía de Bogotá que regula los buenos comportamientos ciudadanos. Acaba con los desmanes ruidosos y mete en cintura a los malos vecinos...