Tenaz la semana para el gobierno y sus instituciones, mucho que decir y sobre qué opinar; pensaba en esta oportunidad referirme al honorable concejal que decidió meter basa sobre la Policía, para aclararle algunos conceptos que parece no tener muy claros, pero se presentó el nombramiento del nuevo director y subdirectora de la institución, situación que acaparó la atención nacional, obligándonos a pronunciarnos sobre el asunto, por ser de suma importancia para el Ejecutivo, el país y la misma Policía nacional.
Bueno, pues tenemos nueva cúpula policial. Como en otras oportunidades, saltaron los analistas de oficio razonando y lanzando elucubraciones sobre los nuevos nombramientos, y algunos medios de comunicación titularon con muestras de intranquilidad por la escogencia y movimientos que juegan, tanto al interior como exterior de la institución. Se olvidan estos observadores cotidianos que agotado determinado tiempo, se cumplen los ciclos del mando y por infinidad de razones, entre ellas cambios de gobierno, se presentan relevos que refrescan y moderan el mando, dando nuevos aires domésticos y nuevas imágenes externas.
El punto que más llamó la atención hace referencia al número de generales retirados, olvidando que es una constante en estas lides, pues el señor Presidente hace uso de la facultad que le confiere la ley en cuanto a nombrar las personas que, a su criterio y previo estudio, reúnen los requisitos necesarios para desempeñar tamaña responsabilidad. Lo que no quiere decir que aquellos no escogidos adolezcan de méritos, simplemente es la apreciación del jefe supremo de la Fuerza Pública, que se debe acatar y respetar en cumplimiento de la carta fundamental y el Estado de Derecho; ya en otras oportunidades y tiempos no lejanos, gobernantes de turno tomaron decisiones que afectaron a buen número de hombres y mujeres que reunían los méritos, conocimientos y capacidades para asumir tan importante compromiso. Lo transcendental es que esta determinación se genere desde el fuero interno presidencial y nunca por presiones políticas o simpatías personales, ajenas a las calidades y capacidades del seleccionado, porque esto abriría la posibilidad de permear políticamente la institución, en detrimento de la sociedad y el país.
El señor presidente de la República es el garante que evitará todo asomo e injerencia política en la administración, manejo o dirección de esta institución centenaria y custodia permanente de la honra, vida y bienes de los residentes en Colombia.
Solo nos queda desearle al señor Mayor General Henry Sanabria muchos éxitos en su misión. Sabemos de sus ejecutorias y profesionalismo, garantes de un futuro promisorio nacional, institucional y ciudadano; en cuanto a la señora Brigadier General Jacqueline Navarro, reconocerle la dimensión que conlleva esa responsabilidad de identificar, dirigir y coordinar los planes y programas dirigidos a la conquista y reconocimiento ciudadano hacia nuestra Policía de los colombianos