Arranca el tramo final de la administración y, consigo, el afán electoral que caracteriza a la mandataria. No solo ya anunció su candidatura a la presidencia sino, también, buscará dejar heredero y estructura en el concejo para ir allanando el terreno hacia 2026.
No obstante, como la política es bastante dinámica y sobre todo en la capital, dicha hambre electoral de la mandataria no es gratis y tampoco libre de enemigos. Porque recordemos, que la política del régimen que criticaba Álvaro Gómez, esa misma que ejerce López, no es más que una compleja red de complicidades que debe alimentarse constantemente o, de lo contrario, como en la mafia, se desbarata y la lealtad se pierde y como sucedió recientemente, la corrupción sale a flote.
Por eso, el escándalo revelado por Iván Serrano de la revista Cambio, sobre los evidentes hechos de corrupción al interior de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP), demuestra no solo la existencia de dicha red de complicidades, sino que también revive por fin el debate sobre la rampante corrupción que existe en la ciudad, realidad que parece haber sido sepultada y olvidada durante los últimos tres años gracias a las jugosas dosis de mermelada Distrital que han eliminado cualquier oposición significante en el cabildo y generado unas evidentes cataratas en los ojos de los entes de control.
Es impresionante, salvo un puñado de opositores de opinión y en el concejo, el silencio es colectivo, ¡nadie habla!
La mermelada parece haber permeado hasta los medios comunicación, que solo publican lo noticioso que ocurre en la ciudad y han abandonado por completo el periodismo investigativo en la capital y el sentido crítico para solo limitarse a unos publirreportajes que describen la gestión de la mandataria como si esta fuera sacada de una película de Disney.
El panorama no es alentador, porque la ciudad en vez de avanzar retrocede y las problemáticas que se habían medio superado comienzan a volver, y los problemas eternos de la ciudad continuarán porque nuevamente no se enfrentaron y se le endosaron a la próxima administración.
Queda la esperanza que el inconformismo de la ciudadanía supere a la maquinaria electoral no solo de Claudia, sino del Pacto y de los partidos tradicionales que junto con el progresismo hacen y deshacen con la ciudad.
Esperemos que ese 52% de los bogotanos que se sienten insatisfechos en general con la ciudad, ese 88% de honrados capitalinos que se siente inseguros en la calles, la mitad de los usuarios que viven decepcionados y padecen el mal estado de los medios de transporte masivo, el 87% que siente que la corrupción ha empeorado o sigue igual, ese 75% que creemos que la gestión del concejo ha sido mala junto con el 60% que opinamos igual de la administración de la alcaldesa, nos manifestemos de manera contundente el próximo octubre de este año y le demos a nuestra amada ciudad la oportunidad de una vez por todas de avanzar.