Hay un chiste poco patriótico: “Dios optó por darle dos mares, multitud de ríos, la mayor pluviosidad del planeta, diversidad de montañas, bella variedad de pájaros. El río Amazonas, el Magdalena el Orinoco y más. San Pedro le llamó la atención diciéndole que otros países sin mar, áridos, sin lagos ni montañas y sin esa variedad climática, en suma, que no había justicia en la repartición. Dios le contestó, es que no conoces aún la índole de sus habitantes…”, debo añadir que también nos concedió el humor para vernos en perspectiva.
En una nación con un conflicto anómalo para el resto del hemisferio, con una guerra intestina prolongada por décadas, intentábamos con un amigo encontrar las cosas que nos unían como país, teniendo en cuenta que los sociólogos aseveran que nos constituyen al menos cinco regiones, verdaderas nacionalidades con rasgos propios por su diversidad.
Esto no debe sorprender, en este vasto territorio cabrían países como España, Francia y Alemania sumados, y si se toman en cuenta los litorales atlántico y pacífico, abarcaría a otros países más. Conocer cada uno de sus treinta y tantos departamentos es un verdadero propósito de vida.
Con el amigo teníamos la experiencia de bregar a explicar ante extranjeros esta enormidad geográfica poco tomada en cuenta por los europeos, por ejemplo, que no se explicaban la dificultad de llegar como Estado a todas las regiones. En nuestro caso dividido por tres muros ciclópeos de la cordillera de los Andes.
Una de las cosas a las que llegamos con el amigo es la diversidad de la comida, y solo hallamos un plato en común aceptable en todo el país, la “bandeja paisa”, consistente en fríjoles, arroz, chicharrón, y un huevo frito encima, lo conocen en todos los departamentos, pero no hallamos otro plato común a todos, excepto quizás el arroz con pollo.
La música vallenata que proviene de la costa atlántica es otro denominador común. Aun cuando algún serrano sostenga que eso no es música. El uso preciso del idioma es aún un ideal preciado. La religiosidad es esencia del imaginario colectivo, la devoción a la Virgen se manifiesta, persiste más que las modas intelectuales que cambian como veletas.
El legalismo santanderista prevaleció a la dictadura bolivariana. El único golpe militar del siglo pasado cayó por simple repudio. Además de no ser militaristas, somos hospitalarios con los extranjeros quizás debido al relativo ensimismamiento en el que quedamos tras la pérdida humillante de Panamá. Hospitalidad que se nota con el tratamiento dado a millones de venezolanos asilados.
Otra percepción favorable es su café suave considerado como el mejor, el labrado artístico de la plata, los tejidos, las preciadas esmeraldas y la afición por el futbol de un pueblo pujante.
En fin, los personajes sobresalientes que en el exterior reconocen como típicos son el pintor Fernando Botero, el escritor Gabriel García Márquez. En la farándula los cantautores Juanes y Shakira, entre otros.
Y lo que esperamos aportar al mundo con optimismo critico y apasionado.