Las reglas del juego | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Enero de 2023

Dijo Churchill: “quien se humilla para evitar la guerra se queda con la humillación y con la guerra”. Tal vez se inspiró en la frase del príncipe de Maquivelo quien en 1513 dijo: “el que tolera el desorden para evitar la guerra tiene primero el desorden y después la guerra”.

En ambos casos se trata de frases basadas en la experiencia de dos grandes personajes de la historia. El primero más que estadista fue una de las figuras más importantes del siglo xx quien resultó siendo determinante para el desenlace de la segunda guerra mundial. Y el segundo fue una de las figuras más relevantes del Renacimiento y padre de la ciencia política moderna. Ambos con autoridad de sobra como para que los gobernantes actuales sigan sus consejos hechos frases célebres.

Y, “El que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Frase atribuida a Cicerón, Churchill, Marx, Napoleón y otros. Aunque más allá de a quién le pertenece la frase debería ser atribuida al sentido común…

Colombia no conoce su historia ni usa la experiencia adquirida para no cometer los mismos errores y mucho menos el sentido común. Por eso y basado en los hechos, en el anterior proceso de paz, en ese en el que la premisa era que “nada estaba acordado hasta que todo estuviera acordado” no se logró nada… O si... logró demostrarse lo que Churchill y Maquiavelo habían advertido a la humanidad. Nos quedamos con el desorden, la humillación, la guerra, la sangre y la droga.

Sin voltear a mirar a la historia y sin hacerle caso a nada más que al ego y a unos funcionarios serviles se insiste ahora en quedarnos no solo con la humillación, el desorden y la guerra sino sin la justicia y sin el Estado mismo.

Prevalecen más los proyectos sin fundamento. Como la ministra de Salud, quien dijo palabras más palabras menos. que ¿para qué estudios sobre la necesidad de la reforma a la salud? Que por eso en Colombia no se hace nada porque importa más el “papel” que demuestre la necesidad de algo.

Pasar por encima del Estado de Derecho y de las reglas de juego no son el fin de la democracia. Las reglas del juego son las reglas del juego. Si usted en la sociedad decide ser un delincuente debe asumir las consecuencias. Si decidió ser una persona honorable también. En un simple juego de monopolio. Si usted invierte mal y quiebra y sale del juego no pueden los demás jugadores (la sociedad) aceptar que robe al banco y vuelva al juego con tal de tenerlo jugando. O en una partida de ajedrez ante el jaque mate inevitable, aceptar que retornen al tablero las fichas claves comidas para deshacer el jaque mate.  ¿Qué sentido tiene? Si de esto se tratara … entonces ya no habría juego, ni democracia y mucho menos Estado de Derecho. Lo que habría sería todo lo contrario. Un estado primitivo en donde imperaría todo menos la ley.  

juanfelipereyes@hotmail.com