Claudia López, de verde solo tuvo el logo de campaña, y va sumarse a la lista de alcaldes ‘progres’ que prometieron mucho, pero fallaron estruendosamente en su deber de descontaminar la cuenca más importante de Cundinamarca y una de las más significativas del país.
Las noticias de las últimas semanas, en donde se le ve a la Doctora Arango (Directora del Acueducto) embolatada con la licitación de la PTAR Canoas, solo empeoran el desconsuelo y reafirman mi postura de que, la izquierda bogotana, es un fracaso administrativo y medioambiental.
Por supuesto, hay que ser justos, la ineptitud y falta de interés por el bienestar ambiental del río no es solo de la Administración de López, sino viene de atrás y lamentablemente continuará por una sencilla razón: construir las PTAR no da votos.
Puede que ese sea el motivo por el cual no les importa y prefieren no hacerlas o mantenerlas enredadas, para así poder capitalizar electoralmente de las burocracias y jugosos presupuestos.
Además, cuando molesten las autoridades o ciudadanos preocupados como yo, es sencillo, se inventan cualquier excusa para no asumir responsabilidad, le tiran la pelota al siguiente alcalde y lanzan rápidamente su próxima y bien aceitada campaña electoral esperando que el tiempo pase y se olviden los hechos.
Sinceramente, ¡no les importa! El hecho de que la PTAR Salitre purifique el 30% de las aguas residuales de la ciudad para vertirlas nuevamente y sean contaminadas río abajo, debería acabar con cualquier carrera política, pero no, en Bogotá da pie para considerar una aspiración presidencial, ¿o me equivoco?
No les importa que no están ni cerca de terminar la Planta Elevadora de Aguas de Canoas la cual, según el reciente fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, llevan intentando terminar desde hace ya ocho años con todo tipo de problemas, entre esos, su pésima planificación. Ya que, la PTAR, debió concebirse en simultáneo a la planta elevadora para evitar seguir vertiendo -mientras se termina la PTAR- los desechos de 8 millones de personas al río. ¡Pero no importa! ¿Verdad?
Les puedo apostar que ninguno de los ex alcaldes o la actual mandataria, en el resto de carrera política o tiempo de vida que les queda, aceptará su responsabilidad sobre este desastre ambiental que, por su inacción e incapacidad, seguirá existiendo. Eso sí, los veremos a ellos y a sus candidatos en pocos meses ponderando desde la cima de sus maquinarias y vacíos discursos ambientales que ellos o sus herederos, esta vez sí, arreglarán las cosas.