Romney o Gingrich
La campaña de los aspirantes republicanos por la candidatura presidencial ha tomado un cariz virulento después de la victoria de Newt (Newton) Gingrich en las primarias de Carolina del Sur. En realidad se esperaba su victoria dado que en este Estado la mayoría de los republicanos son evangelistas y este sector del protestantismo, fundamentalista, considera al Mormonismo (Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), filiación religiosa de Mitt Romney, no como una religión, sino como un “culto,” en el sentido, no de las prácticas externas de una religión, sino en el que peyorativamente se otorga en los Estados Unidos a los grupos con creencias y prácticas estrambóticas, acusados incluso de “lavar el cerebro” de sus seguidores, como el llamado Templo del Pueblo, liderado por Jim Jones, quien en 1978¸ convenció a 918 de sus seguidores a suicidarse. Gingrich, más a la derecha que Romney, es bautista, con mayor afinidad con los evangélicos. Lo que no se esperaba era que su ventaja fuera tan grande, 40% vs. 28% cuando en las encuestas a nivel nacional era un distante segundo. Esto dio un nuevo aire a sus ambiciones pues siendo la opinión pública voluble por naturaleza, ahora los dos principales contendientes están casi igualados y las primarias de la Florida el martes 31 pueden ser decisivas. Se atacan sin piedad para regocijo de los demócratas. A Gingrich se le enrostra que por violaciones éticas fue multado y amonestado por la Cámara de Representantes, de la que era presidente, a consecuencia de lo cual tuvo que dejar el cargo y la curul; también de haber actuado como lobista de una gran empresa sin haberse inscrito como tal, lo que constituye una violación legal. A Romney que sería el presidente más rico que hayan tenido los Estados Unidos, (unos US$ 180 millones) y que, por provenir sus ingresos principalmente de ganancias de capital sólo paga impuestos a una tasa del 15%. Ninguna de estas dos “acusaciones” constituye ilegalidad pero tienen efectos populistas. Los mandatarios más ricos han sido George Washington, Thomas Jefferson y John Kennedy (si se toma en cuenta la fortuna de su padre de más de US$ 1.000 millones) y el candidato más acaudalado ha sido John Kerry, demócrata, que con su esposa tienen un patrimonio superior a los US$ 1.300 millones.
Por la debilidad ética de Gingrich los demócratas favorecen su candidatura pues para Obama sería más fácil atacarlo (y vencerlo) que a Romney, en quien concentran sus ataques, ignorando a los otros dos precandidatos, Rick Santorum y Ron Paul. Excepcionalmente, un sindicato demócrata acaba de pagar en la Florida un millón de dólares por un aviso de televisión a favor de Gingrich. Es probable que el pragmatismo prevalezca y Romney, con más probabilidades de derrotar a Obama, sea el candidato que lo enfrente en noviembre.