Irene Montero, la ministra de igualdad del gobierno de Pedro Sánchez, en España, ha venido en un par de oportunidades a Colombia a contar su experiencia sobre esa cartera que el gobierno Petro quiere inaugurar en nuestro país. Esos “aprendizajes” que seguramente quedaron de su visita deberían ser revisados por el Pacto Histórico a la luz de lo que está pasando políticamente en la península ibérica.
Después de la derrota que sufrió el Partido Socialista Obrero Español (Psoe) y la desaparición de Unidas Podemos en las elecciones regionales de hace unos días, es evidente que las formas y propuestas de esa izquierda ya no son llamativas en estos tiempos. El modelo combativo y sectario con todo aquel que piense diferente que quisieron instaurar la pareja de Iglesias y Montero en España y que intentaron introducir en América Latina, siendo Colombia uno de sus principales receptores, está pasando factura y generando el rechazo de la mayoría de la población.
Es tan evidente el desprestigio de esa fórmula que después de la jugada del presidente Sánchez de convocar elecciones generales para julio, la vicepresidenta Yolanda Díaz, una mujer feminista de la línea dura de la izquierda tradicional, logró que ese sector pactara con miras a las elecciones con una única condición: Irene Montero no podría hacer parte de la coalición.
Ese veto no fue gratis ya que Montero es la persona más desprestigiada del gabinete. La soberbia frente a las leyes del Solo Si es Si o la ley Trans, hizo que sectores feministas se alejaran de ella y reclamaran su dimisión. Los errores en las formas y la radicalización han llevado a que el Ministerio de Igualdad -que en Colombia queremos copiar - esté en veremos. Ante una victoria del Partido Popular (PP) lo más probable es que desaparezca y si vuelve a ganar Sumar (el partido de Yolanda Díaz) y el PSOE, es muy factible que el tinte sea totalmente distinto. Así las cosas, ese esfuerzo combativo quedaría en nada. El legado serían tres leyes que probablemente se transformarían con un triunfo de la derecha.
Por ello, el gobierno de Petro y Francia Márquez, quien liderará el Ministerio de la Igualdad en Colombia, deberían observar lo que está sucediendo en España para no repetir la historia. En este país necesitamos una cartera que trabaje por la equidad de género, que las mujeres podamos acceder al mercado laboral después de la maternidad, que se luche por la desigualdad racial existente y no que se cree un ministerio que se enfrasque en peleas dogmáticas que no llevan a ningún lado.
Recoger la experiencia de Montero, de cómo se gestó en España esa cartera fue tal vez acertado, pero sabio sería aprender de sus errores para no repetirlos. Si queremos un Ministerio de la Igualdad exitoso debemos alejarnos de planteamientos que dividan a la sociedad y ponernos a trabajar por lo que verdaderamente le importa a la población vulnerable a través de consensos que unan a Colombia.