LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Diciembre de 2013

Mujeres por la paz

Epígrafe

“¿Qué clase de paz buscamos? Yo hablo de la paz verdadera, la clase de paz que vuelve a la vida en la tierra digna de ser vivida, la clase que permite a los hombres y a las naciones crecer, esperar y construir una vida mejor para sus hijos”.

John F. Kennedy  

 

Tarde  muy tarde el presidente SantosSantos tuvo en cuenta a las mujeres para que aportemos nuestros conocimientos y experiencias al proceso de paz que se adelanta en la Habana.

Pero bueno, siempredesde la Independencia hemos estado dispuestas a sacrificarnos por nuestra patria, así otros se lleven los honores y las medallas. Y lo hacemos con agrado patriótico y desinterés político, porque están de por medio nuestras propias vidas, las de nuestros hijos y nuestros nietos y la tranquilidad de nuestro país.  

La designación de María Paulina Riveros y Nigeria Rentería, como integrantes plenipotenciarias del equipo del Gobierno Nacional, en la mesa de diálogo en Cuba, constituye un importante reconocimiento a la mujer y nos da la tranquilidad de que alguien hará valer nuestros derechos. Ambas son preparadas, experimentadas y conocen a fondo la problemática social y entran en el momento de la discusión del tema de las drogas ilícitas que tanto daño nos han hecho y que ojala lleguen a acuerdos definitivos para erradicar ese flagelo de nuestra sociedad.

Estoy segura de la firmezay la entereza de carácter de estas dos representantes de nuestro género en la mesa de negociación. No se van arrodillar y a entregar la dignidad por míseros ofrecimientos de dejar de disparar. La paz debe ser integral, de lado y lado y con pleno respaldo de la comunidad internacional. Aprovechamos el tema  para hacer un homenaje a las mujeres anónimas, a las niñas y madres que han sido víctimas de esta fratricida e injusta guerra. Podemos perdonar pero no olvidar y no vamos a entregar en bandeja nuestros derechos y mucho menos los de todos los colombianos.

Las mujeres, incorporadas en otros procesos de paz en el mundohan  sido actores decisivos en la reconstrucción de la convivencia y la armonía social y  no seremos inferiores a la responsabilidad en Colombia. Igualmente seremospieza importante en el posconflicto para promover desde nuestros hogares la cultura de la paz, la resocialización, la convivencia, el respeto por los derechos de los demás, y formar a nuestros jóvenes en ideales y  principios de la no-violencia y la igualdad.