LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 29 de Enero de 2012

Indígenas urbanos

Epígrafe
“Tenemos derecho de ser lo que somos. Y no somos mendigos. Solo buscamos lo que es nuestro. Y la tierra es nuestra…”
Canción Quechua

Puede  ser impresión mía, pero sigo notando que cada día, hay más indígenas, de varias etnias, en la capital del país.
Ellos están en pleno derecho de movilizarse por donde quieran en el territorio nacional, pero mi preocupación es que aquí no podrán sobrevivir, fuera de su entorno y actividades que les son inherentes a su hábitat.
Los veo desubicados, mendigando un  pan y otros haciendo artesanías en la calle a la intemperie y sin protección del Estado.
No sé qué está pasando, pero una de nuestras indígenas me dijo que estaban siendo desplazados de sus parcelas, por agentes armados, especialmente en el Cauca. Sería bueno investigar esto, para saber quién los está trayendo, con qué fin, quién los distribuye por todo Bogotá y quién les enseña a mendigar, sobre todo con los niños en los puentes peatonales del Transmilenio, en donde corren peligro de caerse.
Considero que el Gobierno nacional y Bogotá deben aunar esfuerzos, para que nuestros indígenas regresen a sus territorios y de ser necesario, con protección oficial. Además, es necesario verificar su procedencia, porque se comenta que muchos de ellos son ecuatorianos.
Aquí se van a morir, entre otras cosas no tienen buena alimentación, no cuentan con servicios de salud, ni con alojamientos adecuados y deambulan por las calles y avenidas corriendo el riesgo de ser atropellados.
Muchos se encuentran enfermos y varios niños han fallecido, a esto se suma la difícil situación en sus propios  resguardos, en donde, por ejemplo, se informa de la muerte de 5 niños indígenas en Caño Mochuelo, en Casanare, lo que quiere decir que no les estamos prestando la atención necesaria, ni por parte del Gobierno nacional, ni por la secretarias de Salud departamentales, para garantizar la vida e integridad de las comunidades indígenas, en donde mueren por inanición, desnutrición y otras enfermedades previsibles y curables.
En mi concepto este desplazamiento, forzado o voluntario, debe ser atendido como una emergencia y dárseles un  acompañamiento y asesoría para apoyarlos en su regreso a los sitios de origen.
Hacemos este llamado a todas las instituciones privadas, públicas y ONG encargadas de tomar medidas para garantizar la vida e integridad de estas comunidades, que hoy afrontan una grave crisis humanitaria, entre otras causas por el escalamiento del conflicto armado.