Este 16 (jueves) la Universidad de los Andes cumple 75 años de fundada. Se trata de un caso excepcional en el mundo de la educación superior. Fue la iniciativa visionaria de un joven que apenas contaba con 25 años de edad, Mario Laserna, y que luego de haber estudiado en dos universidades colombianas resolvió irse para la universidad de Columbia en Nueva York. Era evidente su desencanto con las formas de enseñanza en Colombia. No era cualquier cosa abandonar varios años de estudio para embarcare en una nueva experiencia universitaria.
Lo que resulta muy impresionante es que, como producto de ese contraste, el joven Mario Laserna resolvió hacer algo inusitado. Se propuso promover una universidad que siguiera los métodos de aprendizaje de la Universidad de Columbia y que en su organización académica y administrativa siguiera también pautas que no se utilizaban entre nosotros. Era un ejemplo de audacia.
Desafiaba todo el sistema universitario existente para así acomodar la formación de nuevos profesionales a las desafiantes y grandes oportunidades que ofrecían el mundo de la Postguerra y el Nuevo Orden Internacional que acababa de establecerse. Estamos hablando de 1948, un año que significó un quiebre en nuestro desarrollo histórico por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, Jefe del Partido Liberal, por la revuelta que se desató y por la agudización de un período de violencia interpartidista que solamente se superó con la creación y el funcionamiento del Frente Nacional (1958-1986).
Así las cosas, teníamos esta crisis interna que requería respuestas pertinentes y ambiciosas y, además, estaba surgiendo con fuerza un nuevo mundo influido principalmente por la nueva superpotencia, los Estados Unidos de América. Es más, personalidades como Alberto Lleras Camargo y Eduardo Zuleta Ángel, habían jugado papel protagónico en la construcción de ese nuevo orden.
Nada sorprendente que Mario Laserna tuviera claridad sobre los desafíos y oportunidades que ofrecía ese momento histórico y que su ocurrencia hubiera sido la de formar una nueva clase profesional dirigente en Colombia, que estuviera a la altura de lo que se iba a llamar el desarrollo económico y social. La nueva universidad, esa fue la verdad, se constituyó como un Junior College de 13 universidades americanas que tuvieron la generosidad de compartir su excelencia académica con una naciente institución.
Fue así como varias decenas de estudiantes colombianos iniciaron sus estudios en la nueva Universidad. Esos estudiantes tuvieron el privilegio de recibir una titulación doble y pudieron exhibir calificaciones profesionales que les permitían entrar a colaborar en la nueva institucionalidad del sector público y en las excelentes oportunidades en el sector empresarial.
En los años sesentas la nueva universidad comenzó a otorgar sus propios títulos y a aprovechar las oportunidades de formación posgraduada en los Estados Unidos, gracias a becas que ofrecían fundaciones como la Ford y la Rockefeller.
Uniandes comenzó como una universidad internacionalizada, una ventaja descomunal frente a las otras en Colombia y América Latina.
La próxima semana se divulgará una excelente biografía, elaborada por el historiador Luis Fernando Molina Londoño. Un trabajo excepcional que nos revela la compleja dimensión intelectual de Mario Laserna. Un dirigente insustituible que consideró que la existencia tan exitosa de la Universidad de los Andes no era suficiente para satisfacer su obsesión de contribuir al bienestar general. Y por eso trabajó con igual inteligencia y dedicación en otros sectores. El Medio Ambiente, por ejemplo, según nos ha explicado con detalle Manuel Rodríguez Becerra, el primer Ministro del Medio Ambiente. Y así en otros sectores. Un hombre “Mercurial”, como lo definió Alberto Lleras.