Un hombre gigantesco, don Miguel Antonio Caro, se ufanaba increíblemente, de no haber salido nunca de Bogotá y decía con inaceptable injusticia “lo que no es Bogotá, es trópico”. Desde los tiempos de la Colonia, lejos de las grandes concentraciones urbanas, casi una fuera de la historia, miles y miles de hombres laboriosos, en el trabajo oscuro de la Provincia, han venido construyendo la grandeza de Colombia.
Si se olvida esta humilde, pero múltiple y poderosa realidad, jamás podríamos comprender la grandeza del país. La verdad profunda es que la riqueza, la entraña de la nación está en la provincia.
La urbe descomunal y aplastante representa la muerte de la provincia. Los provincianos de antaño dieron vida al mercado, a la metrópolis y la alimentaron con lo mejor de su sangre y de su espíritu. Aún hoy la compleja metrópolis chupa la sangre de la aldea, insaciablemente, se traga sus productos, sus hombres, sus valores. Cuando lideramos la campaña pro-departamento del Quindío, dijimos, la provincia es la riqueza, la flora, la fauna, el agua y el más importante el que crea la riqueza, que quien la consume. Además, descentralizar, es ceder poder. Por lo expresado es cautivante el nuevo libro de Gabriel Echeverry González, sobre valiosas figuras del Quindío. Gabriel Echeverry es un enamorado de la región, la defiende, la sirve y a todo lo quindiano le pone mística y fervor incontenible!
Citemos algunos nombres exaltados en este libro: Pincelados “Judith Sarmiento, Clara Jaramillo, Hugo Palacio, Nodier Botero, Oscar Jiménez, Plinio Apuleyo, Horacio Salazar, Jaime Mejía”.
Armenia se ha convertido en una vibrante zona universitaria. En sus universidades, institutos y colegios se educan 20.000 jóvenes y adolescentes. Los atardeceres de Armenia son embrujadores y voluptuosos, Armenia nada sabe de los fríos que asustan o de los calores que exasperan. Todo es deliciosamente equilibrado. Sus mujeres son hermosas y cautivantes. La región ofrece el emprendedor todas las oportunidades. La población está en función de superación incontenible.
La grandeza esta conformada por la acumulación de las pequeñas cosas. Así se deduce de las ideas de Gabriel Echeverry al ocuparse de la gente que lucha en silencio por su comunidad. Si queremos conocer a los grandes servidores cívicos, descendamos a los talleres y a los campos. Allí veremos al que rompe la tierra con el arado, el que pega el ladrillo, uno tras otro, los que tienden un riel con dolor en la cintura, estos hacen bien por la ciudad. Lo hemos lo hacen los artesanos orgullosos de su esfuerzo. El bien no hace ruido y el ruido no hace bien.