MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Jueves, 16 de Febrero de 2012

¡Preocupante!

En Colombia por estos días vivimos a punta de escándalos, shows mediáticos y sentencias arbitrarias, por decir lo menos.
Comencemos por la sentencia del Tribunal Superior de Bogotá, la cual ratifica la condena a 30 años de cárcel al coronel (r.) Alfonso Plazas, exige al Ejército colombiano pedir perdón y pide a la Corte Penal Internacional considerar la actuación del expresidente Belisario Betancur por lo ocurrido durante la toma del Palacio de Justicia, efectuada por el M-19 hace 25 años.
Dicha sentencia, pronunciada con gran despliegue mediático, ha sido criticada duramente por muchos, inclusive por el presidente Santos, lo que el Presidente de la Corte Suprema de Justicia consideró “preocupante”. Con todo respeto con el magistrado, pienso que debería considerar más preocupante el fallo de dicho Tribunal que las declaraciones del Presidente.
Dicho fallo es una aberración. Por años hemos presenciado el ir y venir de este caso. Sabemos la total ineptitud e ineficiencia de las investigaciones de los juzgados. El increíble numero de equivocaciones, mentiras, falsedades, retracciones y engaños de los que está plagado. Este caso debe ser preocupante para cualquier magistrado, porque pone en evidencia un país en donde los reos carecen de garantías, donde el desorden en los juzgados es ignorado o pasado por alto, donde los casos se arrastran por décadas, los testigos no son verificados, se hacen y registran declaraciones falsas descaradamente, en fin donde la Ley está agonizante porque la Justicia ha dejado de ser imparcial y apolítica.
Si un tribunal después de analizar un gigantesco expediente, plagado de contradicciones, incongruencias y enredos, aún considera que hay suficientes pruebas para condenar al coronel Plazas, entonces es claro que la Ley en Colombia está viciada. Como también lo demuestra la absurda condena al Ejército y el tema contra el expresidente Betancur.
Por todo esto no nos sorprende que Luis Carlos Restrepo, Comisionado de Paz durante los gobiernos de Uribe, además de ser un distinguido siquiatra y académico, hombre probo y respetuoso de la Ley, se niegue a regresar al país a ser juzgado por aparentemente haber aceptado falsos guerrilleros entre los desmovilizados del frente Cacica La Gaitana de las Farc, además de otros cargos que se derivan de esta situación, algunos de ellos realmente absurdos.
El excomisionado, que promovió cientos de verdaderas desmovilizaciones, de ser hallado culpable podría ser condenado a más de 30 años de prisión, muy por encima de los 8 años a los que condenan a los asesinos guerrilleros y paramilitares amnistiados.
Creo que Restrepo debe regresar a enfrentar las acusaciones y tener todas las garantías necesarias para recibir un juicio imparcial. Mi pregunta es, ¿es eso posible hoy en Colombia, dadas las circunstancias?