MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 25 de Enero de 2012

 

La hora de Colombia en el Asia Pacífico

 

La situación económica global está acelerando el cambio de la geografía económica mundial abriendo puertas a acuerdos comerciales y alianzas impensables hace 15 años. Las economías emergentes vienen hoy jalonando el crecimiento económico y buscan nuevos socios y destinos comerciales ante la depresión de Estados Unidos y Europa. La mirada se dirige hacia Asia y el Pacífico, que  hoy representan la región mas dinámica del mundo con un crecimiento sostenido en los últimos 20 años cercano al 7% anual; más del 50% del PIB mundial y un poder de compra impresionante, debido al crecimiento de su clase media y su población que supera 2.500 millones de habitantes.

A 20 años de la apertura económica, hasta ahora estamos empezando acercamientos comerciales con este nuevo eje económico. Si bien el proceso para aumentar nuestra competitividad e insertarnos exitosamente en los mercados globales no estaba suficientemente maduro en aquel entonces, las economías asiáticas no nos llevaban tanta ventaja como ahora en aspectos vitales como la infraestructura, la innovación y las exportaciones. En contraste, nuestros vecinos Chile y Perú, empezaron acercamientos con esta región hace mas de una década que hoy les representa tenerlos entre sus principales socios comerciales, hacer parte del APEC y ser uno de los principales destinos de IED de los tigres de oriente.

En el contexto actual, cabe resaltar el avance del Gobierno Santos al participar en la iniciativa de integración profunda del Arco del Pacífico entre México, Colombia, Perú y Chile, en el propósito de integrarnos en esta parte del hemisferio para mirar conjuntamente hacia el Pacífico, aunado a la decisión del Gobierno de acercarnos más a Corea y  Japón. Sin embargo, el rezago que tenemos no se soluciona de la noche a la mañana y por ello hemos dicho que de llegar a concluir los TLC con estas dos economías, debemos dejar los productos sensibles de Colombia en nóminas de liberación arancelaria de mediano y largo plazo, si no es posible excluirlos, para no evitar acabar producciones y empleos nacionales.

Caso aparte es nuestro retraso para ingresar a uno de los procesos de integración más ambiciosos que avanza en la actualidad y que será uno de los más importantes en nivel global como es el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en ingles), en el que se encuentran gran parte de los miembros del APEC, todos los del Arco menos Colombia y otros atractivos socios estratégicos para nuestro país: Brunei, Dar es-salam, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Estados Unidos, Australia, Perú, Vietnam, Malasia y el próximo ingreso de Japón, México y Canadá.

Si tenemos en cuenta el apoyo de EE.UU. para la incorporación al TPP de nuestros vecinos México, Perú y Chile, así como el volumen comercial y las ventajas estratégicas que nos representaría hacer parte de dicho escenario, resulta preocupante que el ingreso al TPP no cuenta en Colombia con los estudios técnicos correspondientes, ni una estrategia público privada que priorice dicho objetivo. El TPP establece un área de libre comercio sin exclusiones de productos, el comercio de servicios, compras públicas, propiedad intelectual, política de competencia y solución de controversias, cooperación científica, ambiental y laboral. Sus miembros  consideran que el TPP es un “acuerdo de alta calidad” que podría constituir los cimientos para la construcción gradual de un área transpacífica de libre comercio que reducirá los costos de transacción, con lo cual la relación profunda de algunas de las economías más dinámicas del mundo contribuirá al desarrollo y la generación de empleo.

Somos el único país del acuerdo de integración profunda que no hace parte del TPP, y aprovechando el buen ambiente en las relaciones exteriores por el que estamos pasando, es el momento para gestionar nuestra participación en esta iniciativa de integración como eje central de la fórmula para el acceso de Colombia al Asia-Pacífico.