Soberbia, ira y rencor, no de otra forma podrían entenderse las razones que mueven a estar en contra de quien propone la paz y le responden con agresión.
No de otra forma puede haberse interpretado la estrategia de Juan Carlos Vélez, excandidato a la alcaldía de Medellín y gerente de la Campaña por el No en el plebiscito, tanto para coordinar una estrategia basada en la indignación como en lograr que los empresarios lo apoyaran financieramente.
“Salir a votar verracos” en contra de la firma de los Acuerdos de Paz con la guerrilla de las Farc fue la consigna ordenada por su propio jefe político, para que una triste “mayoría” reclamara el punto de haber dicho No.
Los mismos, seguramente, que tampoco aprobaron la consulta anticorrupción.
E igualmente, los mismos que sistemáticamente se oponen a todo intento inspirado en soluciones conciliadoras a los conflictos que vive el país.
Prevalece la arrogancia, la antipatía y el mal trato, enceguecidos por su prepotencia.
Pero muy equivocados están ahora, ante un país que ha madurado y piensa diferente, con acceso a la verdadera información y que se sirve de las redes sociales para manifestarse, así los medios de comunicación insistan en divulgar otra “realidad” y pretendan obtener provecho perverso de la difamación y la mentira.
Deplorable, igualmente, los motivos que les llevan a encubrir a verdaderos delincuentes expertos en saquear las arcas del Estado.
Desde 2014 a hoy se han caído seis puentes vehiculares. Y por el estilo son muchos otros los ejemplos de la contratación pública.
De otro lado, el hueco en el patrimonio de las EPS supera ya los 2.7 billones de pesos y 13 millones de afiliados están en riesgo de dejar de recibir el servicio. Una crisis financiera inminente, pero ellos mismos, los del No a la paz, son los que dicen No a las reformas.
Es inconcebible, también, que los muertos, los desaparecidos y miles de víctimas no sean suficiente motivo para dejar de apoyar a los políticos de siempre, comprometidos en aberrantes acciones delicuenciales. ¡Qué horror…!
Para acabar con los abusos, la corrupción y las injusticias hay que acabar con sus auspiciadores.
Deshonra, cinismo, grosería trivialidad y ligereza, conforman el perfil de la “inteligente” oposición.
El Fiscal va a la ANDI a insultar al presidente de la República y los gremios lo aplauden. Pero, además, tienen la desfachatez de reclamarle por no haber asistido. Es que nadie está obligado a ir a donde sabe que le van a faltar al respeto.
Y como si fuese poco, salen con el cuento de qué necesita dizque un chequeo psiquiátrico para verificar su salud mental. ¡¡Dan risa…!!
La mejor forma de acabar con la violencia es no estimularla, no promoverla, no crearla. Miremos a ver si somos capaces de superar el odio y controlar la soberbia, la ira y el rencor para vivir en democracia.
*Exgobernador del Tolima