Debemos saludar con aquiescencia, los esfuerzos del señor director de la Policía y su equipo de planeación, por el interés y compromiso con la sociedad, al presentar un modelo de servicio provisto de ajustes y precisiones operativas en busca de efectividad para enfrentar la delincuencia que hoy invade nuestra patria, mostrando el alto mando con este estudio -soportado en la experiencia- que la seguridad debe ser una prioridad para el gobierno y sus fuerzas del orden en todo el ámbito nacional.
El reto es enorme, porque su génesis es social y se ha venido dinamizando con el paso del tiempo por infinidad de falacias, entre ella las ausencias de decisiones políticas para enfrentarlo y la carencia de justicia que aun con excelentes funcionarios se muestra un tanto dilatada. Lo anterior aunado al déficit carcelario tan acentuado y caótico. Pero la institución no pude ser inferior a su compromiso y es por ello que los mandos buscan con denuedo ajustes, planes y programas que le permitan encarar la delincuencia tan camaleónica de nuestro país.
El nuevo modelo basado, como lo venimos diciendo, en la experiencia, dinamiza el sistema de cuadrantes atendiendo más su sectorización y dotación de equipo acorde con los recursos que hoy esgrime la delincuencia, sustentados en la tecnología, que no puede estar ausente del accionar policial. Es imperativo entender que este programa se muestra eminentemente reactivo, respondiendo pronta y oportuna al clamor ciudadano en todas sus manifestaciones. Su consolidación está sustentada en la cercanía con la comunidad y el recíproco conocimiento de la ciudadana con la institución.
Pero ese tejido social no es suficiente para cerrar el paso a la delincuencia, nos faltaba el componente inteligencia para penetrar y conocer las organizaciones delictivas en toda su dimensión y de esta forma alimentar a la policía judicial en sus investigaciones y procedimientos ajustados a la ley, con la justicia pronta y eficiente, como la sociedad la demanda. Lo novedoso está en el engranaje de la institución policial con la comunidad y la autoridad representada en la justicia.
El último componente del nuevo modelo la autoridad y fundamentalmente la justicia, tiene un hilo conductor con la policía judicial, especialidad institucional reconocida en las leyes para procedimientos que nacen de la inteligencia o información que puedan recolectar los patrulleros en sus acercamientos con la comunidad, pues solo en caso de flagrancia el policía del sector puede proceder. Estos casos referidos deben agotar una serie de protocolos y requisitos establecidos en los códigos para llegar al allanamiento, ordenado únicamente por autoridad competente, me haría muy profuso y denso al extenderme en este asunto. Bástenos con saber que, así el patrullero tenga conociendo de un estado delictivo en propiedad privada, no pude penetrar sin orden judicial.