ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Julio de 2012

Mala fama

 

Este martes inicia nuevo período ordinario de sesiones en Senado y Cámara de Representantes. Cúmulo de iniciativas de origen gubernamental y legislativo para concertar, afinar y si hay acuerdo de bancadas, aprobar en plenarias.

Arranque del Congreso de la República con el agua al cuello del desprestigio político y popular. No podía ser peor la imagen de la clase política colombiana y no es por simple fobia de la gente. Es bien merecida su mala fama.

El país social, político y empresarial urge nuevos valores referentes del presente y faroles del futuro nacional. Falta renovación de la clase dirigente pública y privada.

Contadas excepciones, son los mismos con las mismas. La ética, la moral, los principios liberales y conservadores, al garete.

Los fundamentos de una política transparente y de cara al pueblo ya no tienen vigencia. Los delfines políticos o no llegan o se contaminan con orangutanes de la vieja clase tradicional en parte culpable del descalabro que todavía siente nuestra sociedad. Corrupción, a plena luz del día.

La política para ser decente tiene que ser hecha por hombres y mujeres dignos de crédito.

De muchacho aprendiz de periodismo repasé sucesos y cosas sencillas de políticos y estadistas de entonces. Llegan a mi memora el talante y rigor de figuras como Alfonso Palacio Rudas, el ‘Cofrade’, Augusto Espinosa Valderrama, Antonio Álvarez Restrepo y Álvaro Gómez Hurtado, líderes que nunca negociaron sus principios. Tenían autoridad porque sabían ejercerla.

Estos líderes siguen siendo recordados por generaciones gracias a su legado a la economía, la paz, la política, la democracia y la rectitud, de vacaciones por estos tiempos.

Luego vinieron otras figuras que destellaron en el universo político: Gabriel Melo Guevara, exdirector de El Nuevo Siglo, exgobernador de Cundinamarca, senador y ninistro de Desarrollo en el Gobierno de Turbay Ayala. Daniel Mazuera Gómez, exministro de Comercio y expresidente de la Cámara de Representantes. Ambos con el país en la cabeza, maduros, inteligentes e íntegros.

Hubo un delfín hecho virtudes, conciencia y respeto por la policía limpia, pero se fue cuando estaba cosechando: Juan Diego Jaramillo, también vinculado a este diario, cuando el Jefe de Redacción era ese maestro de las letras, Rafael Bermúdez Cruz.

Son ejemplos de quienes han hecho de la política una actividad de pensamiento y servicio a la comunidad. Ellos buscaron siempre lo que planteó Álvaro Gómez, un acuerdo sobre lo fundamental, donde el país se sostiene en buenas prácticas.

Hoy lo fundamental es recobrar con firmeza la dignidad de la política. Que la gente vaya al Congreso a ver sus elegidos, no a las prisiones.