“Pelar el cobre” aniquilando el carbón | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Octubre de 2024

Según registros del Índice Global de Crimen Organizado, a finales de 2023 Colombia ostentaba el subcampeonato mundial de criminalidad, sólo superado por Myanmar, y parece que este año “nos vamos a bañar en sangre de gloria”.

El columnista Germán Vargas cuenta  que desde la llegada de Petro al poder, el “Clan del Golfo” pasó de tener presencia de 213 a 442 municipios y las disidencias Farc pasaron de 124 a 299; en datos de la ONU el número de hectáreas sembradas en coca ha superado las 253 mil y que en el solo departamento del Cauca -un mar de coca verde- entre 2017 y 2023 se han registrado 252 líderes sociales asesinados, este año en el país van 58 masacres y, para colmo de males, entre enero y agosto se reportan 375 menores asesinados, incluyendo a Sofía quien, por  “hacer un mandado” en el almacén veterinario de su esquina, por Candelaria, se le apareció un lobo feroz de nombre Brayan, quien la asesinó de manera infame.

El común denominador: la inseguridad, que es de tal magnitud, que ya toca ponerle un policía a cada niño(a) que salga a la calle, porque somos una selva de cemento rodeada de malandrines por todas partes y el primer mandatario, en vez de sustituir plantaciones de coca por plantaciones de bosques, piensa convertirse en un comprador de cosechas de aquélla, empezando por los lados del Micay -como plan piloto- y después ampliar el negocio a toda la geografía. ¿Será para estimular la oferta y por ahí derecho legalizar el cultivo, comercialización y consumo de la sustancia maldita y después sacar de la cárcel a todos los narco-criminales, por simple sustracción de materia, cuando un delito deja de serlo?  

Post-it. Un orgullo para Santiago de Cali convertirse en sede de la COP16 y demostrar de lo que es capaz, con una ciudad pujante, un alcalde y una gobernadora empoderados y con gente que da muestra de civismo al momento de afrontar grandes retos; también hay que destacar la colaboración del gobierno central y de los agentes de seguridad y funcionarios encargados del tema ambiental.

Pero el presidente, que “siempre se luce con las visitas” (como los niños “de pellizco”) durante la inauguración del evento, por destrozar el petróleo, el gas y el carbón de la faz de la tierra, “mostró el cobre”, hablando disparates como  que “la codicia es la gran causante de la crisis climática y de la vida planetaria”; les tiró dardos envenenados a los “burócratas de la COP”, que suelen “encerrarse sin gentes”….“llegó el tiempo de la movilización del pueblo o nos quedamos sin democracia, y somos llevados como rebaños a la masacre de la humanidad”…

 Y para rematar, quiso lucirse criticando al sector de la cañicultura, muy vinculado a la familia del alcalde de Cali, señalando que “la concentración en un solo cultivo afecta a las comunidades campesinas y afrodescendientes, las cuales a menudo deben abandonar sus tierras”, lo cual es falso, porque la caña ha sido el gran motor del desarrollo de esta tierra y los “terratenientes” son muchos pequeños parceleros que viven del arriendo de sus tierras a los ingenios.

De lo que sí se cuida el presidente es de no tocar al terrorismo contra la infraestructura petrolera, a los cocaleros y narcotraficantes, a los mineros ilegales y a unos indígenas metidos en un negocio que, a punta de tala indiscriminada de bosques y zonas verdes, se erigen en enormes depredadores del medio ambiente.