Han pasado muchos años y no hemos aterrizado esa polémica sobre la lucha contra cultivos ilícitos, tema hoy por hoy sobre diagnosticado y que se viene convirtiendo en un dolor de cabeza para el país y los gobiernos, especialmente en estos tiempos de construcción de la paz, nuevo gobierno en la Casa Blanca y agitación de la arena política en Colombia.
Sobre esta historia todo se ha dicho. Iniciamos por marihuana como país cultivador y exportador, luego pasamos a la cocaína que venía del sur con destino a Norteamérica, posteriormente resultamos de cultivadores de planta y procesadores de hoja de coca, para terminar como país consumidor de estupefacientes, debiendo las autoridades enfrentar un larga y dura lucha contra este flagelo que tanto mal hace la juventud.
Todas las aristas del narcotráfico son sensibles, pero Colombia tiene un reto especial y es el relacionado con los cultivos de hoja de coca; desde el mismo momento en que se tuvo conocimiento de la presencia en el suelo patrio de esta siembra, ningún gobierno ha escatimado empeños para combatirla, los esfuerzos han sido extremos y se intentó toda clase de estrategias dirigidas a controlar y erradicar estos cultivos, iniciando por erradicación manual, luego la fumigación terrestre, posteriormente la aérea, llegando a sustitución de cultivos, y en todas las estrategias se desarrollaron programas creativos. Sin embargo, no lograron los gobiernos una erradicación definitiva y, por el contrario. persiste la amenaza de crecimiento de la aéreas sembradas con este planta, quedando claro que el problema persiste, especialmente por las grandes ganancias económicas que genera para los sectores dedicados a este delito, que lógicamente poco o nada están interesados en dejar tan lucrativo negocio.
Saludable sería un repaso sobre las diferentes técnicas utilizadas hasta el momento, para establecer cuál a la fecha ha sido la más eficiente y buscar unas sinergias con otras alternativas combinando programas y evaluando la política a futuro en ese sentido. Si hablamos de la fumigación aérea, tan criticada y combatida, sabemos que si no logró la aniquilación total de los sembrados, si mostro capacidad de lucha. Pregunto, ¿Qué tal que nunca se hubiera efectuado la aspersión aérea? ¿Cuál sería el número de hectáreas sembradas en coca a la fecha?. Este programa mostró la dimensión del problema y combatió hasta el límite de sus posibilidades, pagando una cuota alta de sacrifico en vidas. Si somos conscientes antes de criticar el programa se debe entender que para la época no había otra alternativa válida. La sustitución seria el ideal pero tiene serios inconvenientes por despejar. Existe una incógnita y es ¿Qué haremos si las relaciones con el gobierno Trump se concentran en la lucha contra las drogas y los recursos quedan dirigidos hacia la aspersión aérea?.