Los juristas del horror (I)
Si yo fuera profesor de Derecho en primer semestre, pondría a leer a mis alumnos el libro Los Juristas del horror de Ingo Müller. Hago la aclaración que no soy abogado y que no pretendo serlo. Pero si pretendo defender, desde esta humilde columna de opinión de un ciudadano de a pie, el concepto fundamental por el cual una Democracia se sostiene como lo es la Libertad.
La Democracia se termina cuando se termina la Libertad. La Libertad como individuo y la Libertad como Nación. Me siento, por lo tanto, en la obligación de dejar una o unas reflexiones, como individuo, ante los graves sucesos que se están presentando en la Nación.
Ustedes se preguntarán: ¿cuál es el fin? El fin es llevar a la Nación, lentamente, hacia un socialismo bolivariano del siglo XXI. Yo no entiendo, como bien dice Francisco Santos con respecto a su primo Juan Manuel, cómo es posible que estemos llegando a esta situación. Y cómo Juan Manuel se está prestando para ese fin, como un idiota útil.
Lo digo con angustia. El caso del coronel Plazas, sumado al del Dr. Restrepo, donde se presenta una justicia mediática y política, al mejor estilo del socialismo bolivariano del siglo XXI, es una muestra.
Yo quisiera saber, por ejemplo, si en caso que se presentaran unas falsas víctimas, en la Ley de Víctimas, se pronunciarían en los mismos términos como se pronuncian con respecto al Dr. Restrepo.
Dicen, por ejemplo, que durante Restrepo la paz se convirtió en un negocio. Yo quisiera saber si, ya que el actual gobierno está destinando cerca de $300.000.000 en solo transporte para las marchas de las víctimas, se pronunciarían de la misma manera y en esos términos. ¿No se están convirtiendo en un negocio las marchas por las víctimas?
Las matemáticas de Bruño no mienten. Porque si a Restrepo lo enredaron por 11 falsos desmovilizados que produjeron un detrimento patrimonial de $ 1.700 millones ¿cuánto detrimento produjeron los 5.000 falsos movilizados de Necoclí? No quiero ni pensarlo.
En su libro Ante la decadencia, Álvaro Gómez Hurtado comentaba que “los ciudadanos esperan una Justicia y que un país sin Justicia es un país sin esperanza”. Eso le sucedió a Alemania en 1923. Durante la república de Weimar, el hundimiento del Derecho fue de tal magnitud que dejó a Alemania sin esperanza porque se aplicó una justicia política interpretando lo jurídico a su antojo para eliminar lentamente, uno a uno, los opositores al régimen.
Puntilla. La Colombia de Juan Manuel, primo de Francisco, está como la república de Weimar. En la antesala al socialismo bolivariano del siglo XXI. Y sin esperanza gracias a los Juristas del horror y con la complacencia de algunos sectores de la sociedad.