Que los problemas colombianos que padecemos siguen siendo los mismos que existían en l989 y continúan sin solución lo evidencia una reciente y valiosa publicación de la Sociedad Bolivariana que compila el pensamiento de eruditos reunidos en un foro de la época. Miguel Santamaría Dávila, su principal compilador, nos recuerda que, hoy como ayer, "Necesitamos mover ideas que nos rediman de la desolada incertidumbre en que viven algunos de nuestros pueblos, agobiados por múltiples temores de acciones violentas, de gigantescos compromisos económicos y financieros que retardan su desarrollo, de problemas sociales aun insolutos y de tantas amenazas a la tan necesaria estabilidad institucional, que nos pueda garantizar un futuro prometedor a las próximas generaciones".
Al respecto, uno de los penalistas invitados, Álvaro Gómez Hurtado, con su acostumbrada claridad conceptual, opina que el miedo a la revolución marxista fue mucho mayor que el que pudo existir ante la Revolución Francesa, porque quienes estaban amenazados eran los regímenes autoritarios, mientras que el comunismo se propuso conmover los cimientos mismos de la civilización occidental. "La pretensión de construir un mundo con prescindencia del derecho de propiedad -utopía acariciada desde la antigüedad pero nunca intentada seriamente- ahora se sitúa en el fascinante terreno de las posibilidades". Por ello, según él, estamos ante un nuevo principio. Hay que encontrar oficio. Buscarlo. "No podemos ser solo unos conversadores victoriosos. Ni la izquierda puede seguir cumpliendo su inútil papel de intermediarios frente a una revolución que ya no debería causar temor". Concluye invitándonos a inventar "una nueva política", porque la experiencia de la libertad va a tener unas oportunidades inimaginables" por haber eliminado la amenaza del comunismo.
Por su parte, Hernán Echavarría Olózoga, otro de los invitados, opinó que el futuro democrático de la sociedad colombiana "depende de los sectores progresistas y de que nuestra juventud tenga la visión de cómo poder corregir las grandes contradicciones e injusticias, sin apelar a la violencia". Para Virgilio Barco, entonces presidente y quien inauguró las sesiones, "La crisis del endeudamiento financiero ha impuesto a los gobernantes de varios países del hemisferio severas restricciones para poder intervenir eficazmente en favor de los sectores más pobres de la población". Culpó al narcotráfico de haber limitado la vigencia plena de valores tan preciados como son la libertad de prensa, la imparcialidad de la justicia y la necesaria tolerancia.
El inmolado Luis Carlos Galán abogó por lo que llamó "una agenda planetaria" ya que "existe para la humanidad una lista de problemas que nadie puede resolver con una simple visión nacional o regional y ni siquiera con un sistema económico, que sea exclusivamente político o social. "Son problemas de los cuales todos tratamos de escapar que pero que involucran a toda la especie, como ocurre con el terrorismo o como acontece con la droga y son el sida". El cubano Huber Matos, también conferencista se lamentó que la revolución cubana fuera integralmente estalinista y criticó lo que calificó como "adulación latinoamericana por el caudillismo” de Fidel Castro. Vaticinó que el continente, a pesar de todas las presiones o las fallas de liderazgo que padezca no se dejará vencer: “América para la libertad y la dignidad del hombre", sentenció. Los años pasan y todo sigue igual.