RICARDO EASTMAN DE LA CUESTA | El Nuevo Siglo
Lunes, 22 de Agosto de 2011

La caída de Gorbachov


“Sin sangre, facilitó el tránsito a una nueva forma política”


MIJAIL  Gorbachov mantiene el agradecimiento de Occidente por haber sido el líder soviético que permitió la desaparición del socialismo en su nación. Sin sangre, sin persecuciones, sin mordazas, facilitó el tránsito a una nueva forma política.


En cambio, en su país, tiene un bajísimo reconocimiento. En su última aparición en la política activa obtuvo el 0,1% de los votos. Sus compatriotas lo señalan como responsable de la desintegración de un gran imperio, cómplice de los zarpazos gringos sobre su geografía y la del entorno, causante de los grandes males -la pobreza, por ejemplo- que azotan a la Rusia de hoy.
Es un gran hombre para nosotros, un traidor para las grandes mayorías de conciudadanos.


Se celebran por estos días los 20 años del golpe que, sin ser exitoso, en tres días regresó el presidente Gorbachov al Kremlin, lo dejó exhausto y listo para entregar el poder el 25 de diciembre de 1991. Ante Ganaiev, el vicepresidente golpista, presenté mis cartas credenciales como embajador ante el gobierno de la Unión Soviética. Lo menciono para explicar el por qué de mi calidad de testigo de los trascendentales acontecimientos.


Pieza fundamental en el fracaso temporal del derrocamiento fue Boris Yeltsin, líder de los movimientos internos contra la ideología de Estado, a la sazón presidente de Rusia, uno de los miembros de la Unión Soviética, también el más importante. Él, sin mayor cercanía con Gorbachov, decidió ponerse de su lado. Arengó al pueblo a respaldarlo y se encerró en la Casa Blanca, sede del Parlamento ruso, para dirigir la lucha contra los socialistas a ultranza.


Cuando se dio la orden al ejército de bombardear el edificio -yo presencié la gloriosa jornada- los tanquistas se negaron y voltearon sus torretas. La alegría popular se desbordó, los abrazos entre los soldados y el pueblo sellaron la suerte del socialismo. Allí no había menos de 500.000 personas, como siempre las hubo en las manifestaciones contra el régimen.


Para Yeltsin, Gorbachov era un aliado inconsciente. Ganaiev hubiera sido un enemigo de la transición. Por eso lo respaldó, por eso dejó que renunciara cuatro meses después, por eso pasó a comandar los destinos de la nación. De la Federación Rusa, porque los 14 miembros restantes prefirieron su independencia, que Moscú permitió sin derramar sangre. Ahí murió la Unión Soviética.


Cuando se habla de la caída de Gorbachov se habla de la muerte del socialismo internacional. De la ideología que coadministró el planeta, que lo dividió con Estados Unidos y mantuvo cierto equilibrio producto de la bipolaridad. Rápido nos fuimos a un mundo multipolar, donde el poder está al vaivén de los acontecimientos.
Para la nueva geopolítica global Gorbachov cumplió un papel definitivo. Para los rusos fue aquel que entregó su imperio a Occidente. Un hombre que quebró la grandeza nacional. Un dirigente cuestionado.