Indudablemente el tema se seguridad estará presente en toda reunión, charla informal, tertulias familiares, conversaciones de clubes y demás asociaciones, y no es para menos, pues la situación preocupa en todos los niveles de la sociedad.
Los sondeos adelantados por diferentes entidades muestran una sensación de inseguridad desbordada en los últimos tiempos. Esa sensación que venía siendo manejada y aceptada en las principales ciudades, dándole un espacio al posconflicto y los resultados de las negociaciones en La Habana, abrigando la esperanza de llegar a un nivel más que gratificante sobre el asunto no aguantó, y en pocos días, una oleada de actos delictivos contra ciudadanos desprevenidos espacialmente en Bogotá, obligaron a reconocer por parte de la ciudadanía que no solo la sensación, sino la misma inseguridad en toda su dimensión, está disparada.
No es necesario hacer un recuento de los casos presentados en diferentes regiones del país, y especialmente en la capital, por ser de conocimiento general, sin embargo si estudiamos detenidamente el asunto vemos que en las ciudades la sensación de inseguridad abraza la región, pero no sucede los mismo en determinado barrios donde vecinos muestran tranquilidad y manifiestan sentirse reguardados en su entorno. Claro que ese concepto va ligado a la comparación que hacen con otros sectores referidos en los medios, como centro de actividad delictiva de primer orden. Tomemos un ejemplo que sustente esta afirmación, de manera consistente y palpable. Para no escoger mucho asumamos el barrio Rosales, sacudido por organizaciones delictivas de diverso comportamiento, en tanto que el barrio Cedritos, con una gran población, no enfrenta este tipo de patologías delictivas y su percepción de seguridad en buena.
Seguramente la muestra es pequeña, pero no tenemos espacio para extendernos, bástenos un ejemplo para inducir al debate que oriente posiciones o estrategias a futuro sobre seguridad. Según inteligencia, los antisociales tienden su accionar hacia Rosales porque en ese sector de Bogotá todo intento de ataque brinda resultados satisfactorios. En argot delictivo dirían ¡no hay lance perdido! porque el nivel económico de los habitantes es superior al de otras localidades. Sí, eso es válido, pero hay más cámaras, mayor número de vigilantes, las salidas del barrio son algo complicadas por el tránsito vehicular, no existen puentes peatonales que son tan estigmatizados, los terminales de transporte urbano están retirados. En fin, reconocemos que sólo falta compromiso de la comunidad, que valga la verdad, se está dinamizando en los últimos días con valiosos resultados.
En Cedritos existe comunicación entre vecinos, los sectores comerciales luchan por el orden, tiene una tradición de conjuntos cerrados, esquema que facilita la comunicación y conocimiento entre residentes. Total, hay compromiso. Sería saludable lograr la interacción en cada localidad y se debe destinar el tiempo necesario para tejer amistad y compromiso.