La semana que se inicia mañana debe servirnos a los colombianos para reflexionar con serenidad y buen juicio sobre quien será el mejor candidato por el cual votar, con visión de país y de futuro. Un mandatario cuya misión será consolidar la paz y dejar atrás décadas de confrontación y de violencia.
El actual ramillete de candidatos da para todos los gustos y disgustos. Sobre la candidatura de Gustavo Petro sólo diremos -y será más que suficiente- que es un salto al vacío. Las otras cuatro, toda igualmente dignas, conforman un ramillete que debe enorgullecer a Colombia como democracia.
Reiteremos, sin embargo, que la candidatura de Humberto De la Calle es la de un político serio pero, su gran pero, es que parece no terminar nunca sus misiones y comisiones. Le renunció a Samper y declinó la oportunidad de hacer fructíferas alianzas, cuando tocaba y aún era posible. Creemos que terminará siendo un buen candidato...a una buena embajada.
Otra candidatura que no convence a plenitud es la del antioqueño Sergio Fajardo. Le pesa demasiado el carriel y no termina de bajar la montaña, su imagen de "hippie viejo", nos impide visualizarlo en los salones de la Casa de Nariño. Nos parece que desentona con las cortinas de moiré.
Si las encuestas eligieran ya lo estaría hace tiempo Iván Duque, que lleva semanas encabezándolas. Joven, de buena formación académica y tradición política impecable. Terminó siendo el que dijo Uribe. Su gran reto poder gobernar con independencia de un mentor que sólo sabe ordenar y que le obedezcan. Si no logra "coronar" es de verdad una gran reserva.
Esa autonomía de vuelo la tiene y en grado superlativo, Germán Vargas Lleras. Ha sido un gran vicepresidente, con gran muñeca política y capacidad de ejecución.
Pocas veces y esto hay que subrayarlo, un candidato tan completo y competente ha aspirado al solio. El país tiene que reflexionar y no desperdiciar esta oportunidad de otro para elegir el mejor timonel para el posconflicto. El cuatrienio que se avecina no será nada fácil y demandará una voluntad férrea y probada.
Los tiempos que corren no son propicios ni para el aprendizaje ni para la improvisación. La incertidumbre creciente que se ha vendido apoderado de todo lo relacionado con la conducta de las Farc y del Eln y la evidente falta de liderazgo presidencial, hacen que la elección acertada del próximo mandatario sea un imperativo político.
Germán Vargas Lleras es la respuesta a todas estas inquietudes. Infortunadamente un triunfo de Iván Duque será el regreso de Álvaro Uribe Vélez al poder, con todo lo que significa de revanchismo y “sacadas de clavo”. Impensable.
Adenda
Un inoportuno coscorrón no puede hacernos desviar el destino.