Resulta de emitir moneda sin respaldo. En Venezuela lo hicieron y se pauperizó ese próspero país. La Argentina que llegó a ser el sexto país más rico del mundo a mediados de la primera guerra mundial, optó por ese modelo. Ahora tiene muy poca credibilidad financiera internacional. Pero el modelo peronista sigue empobreciéndola. Tal como Chávez en Venezuela, el caudillo Perón, logró imponer su voluntad sobre el Banco Central. Al principio se produce una euforia similar a la heroína en el torrente sanguíneo de un adicto. Pero luego…
Colombia por contraste ha mantenido una política monetaria bastante estable. No se dolarizó como el Ecuador, es decir ha mantenido su autonomía para devaluar cuando los especialistas del Banco Central así lo estimen. Decisión compleja, por cierto, de ningún modo arbitraria. Y esa Junta Monetaria no depende del presidente de turno. Es autónoma del vaivén y el capricho del gobernante. Caudillos como Uribe que hubieran querido poner al Banco de la República al servicio de su cauda, se han topado con la talanquera constitucional que se lo impidieron. Su talante populista casi rompe el equilibrio al hacerse reelegir, cuando no había reelección, pero el consenso nacional fue demasiado fuerte. El crédito publico se basa en la confianza, que el ciudadano tiene en el valor real del dinero. Rota esa confianza, el gobierno no tiene como recuperarla, él mismo es el ladrón.
Esa separación entre Estado y gobierno fue un logro continuado en Occidente desde el siglo XVIII que dio estabilidad y confianza al ciudadano. Ahora otro político colombiano con su cauda populista, acaba de proponer emitir para solucionar los problemas a corto plazo. Tras el anuncio perdió algo así como veinte puntos en las encuestas. Lo que habla bien del grado de consciencia del grueso público en este punto decisorio. Esa discusión ya se había planteado en los años noventa con el cambio constitucional y “el acuerdo en lo fundamental”. Se resolvió con la autonomía del banco emisor.
De modo que plantear esto hoy en el ámbito político no es un mero ejercicio académico sino una declaración de intención. Las personas que viven de salarios o de ingresos estables como los pensionados entran, con razón, en pánico. Tanto más si el candidato ha sido guerrillero de un brazo armado del antiguo populismo del dictador Rojas Pinilla y ha mostrado la asombrosa incapacidad de autocrítica respecto al modelo financiero argentino o venezolano. Colombia, con rigor y modestia, tiene un prestigio internacional de ser responsable con sus créditos y es un eje clave de la política hemisférica.
No está sola. Puede recurrir a agencias de crédito mundiales, menos usureras que la rusa o la china, si fuere necesario. Es un país que no ha tenido gobiernos populistas (en un continente plagado de populismo) que hubiesen avasallado al Banco Central.
El otro extremo es el de Ecuador dolarizado que no puede devaluar nunca, y por tanto pierde capacidad competitiva en las exportaciones.