Es raro el viajero latinoamericano que no haya pasado por el aeropuerto de Miami, ya sea para permanecer en la ciudad, o continuar vuelo hacia otras ciudades estadounidenses, o cualquier lugar del mundo.
Este aeropuerto es para muchos la puerta de entrada a Estados Unidos y su primer contacto con este país. El propósito que tiene Ralph Cutie, director y gerente ejecutivo del Departamento de Aviación del Condado de Miami-Dade, es lograr una buena remembranza de ese primer encuentro entre el visitante y el “gigante” maiamense.
Miami International es un verdadero “gigante”, por donde este año han pasado 50 millones de viajeros, convirtiéndolo en el aeropuerto con mayor número de pasajeros internacionales en USA y el décimo en el mundo. Es también el número uno en carga internacional.
Es una enorme ciudad dentro de una ciudad, una corporación con más de 37 mil empleados directos y 250 mil indirectos que, de una u otra manera, dependen de él. Además, los más de 32 billones de dólares que genera, lo convierten en la mayor fuente de ingresos del condado de Miami-Dade.
En 2021 el total de vuelos domésticos e internacionales que utilizaron sus pistas fue de 386, 348. Para este año, esa cifra será muy superior pues ya está superada la crisis de los años de pandemia. Hoy, más de 100 aerolíneas aterrizan y despegan de este aeropuerto.
Se podría escribir un libro solamente con las cifras de cuánto produce en ganancias para la ciudad, cuánta carga mueve, el manejo de los puntos de inmigración y aduanas, el acarreo de maletas, el número y la extensión de sus pistas, el número de parqueaderos, restaurantes y puestos de comida, servicios sanitarios, servicios para personas discapacitadas, traductores en todos los idiomas y dialectos imaginables y los horarios que se viven en este aeropuerto que nunca duerme, además de los problemas que enfrenta y soluciona, a cada momento.
Conocí este aeropuerto siendo niña, al comienzo de la década de los 50, cuando Miami era una ciudad pequeñita con poco más de 20 mil habitantes. Aquí se hacía escala obligatoria al entrar a Estados Unidos para que el avión recargara sus tanques de gasolina. De Bogotá se volaba a Barranquilla, luego se hacía escala en la Habana o Kingston, Jamaica, y finalmente llegábamos a Miami. El vuelo era de unas ocho horas o más, con dolor de oído “garantizado” por la mala compresión del aire en los aviones.
En 1928, durante la “gran depresión”, Pan American Airways creó el aeropuerto de Miami, desde donde salían los famosos Flying Clippers que volaban de Miami a Dinner Key. Quizá, fue este el comienzo de la era moderna de la aviación. Desde entonces Miami comenzó a considerarse como “La Puerta de las Américas” y su crecimiento, igual que el del aeropuerto, fue constante.
Ralph Cutie, su director desde el 2019, hombre de una gran amabilidad y sencillez, tiene una máxima que aplica constantemente en el aeropuerto: “Trate a la gente con respeto y compasión y todo lo demás se resolverá solo”. Cutie dice: “Mi filosofía de liderazgo es tratar a la gente como te gustaría que te trataran” y esto está reflejado hoy en la mejora que vemos, en todos los aspectos, cuando utilizamos este “gigante” de la aeronáutica.