Mañana domingo millones de colombianos cumpliremos nuestra cita con las urnas, para poder elegir al sucesor de Juan Manuel Santos y debemos hacerlo con responsabilidad con el país y con su destino democrático. La campaña presidencial ha sido intensa y extensa. Debemos cuidar que nuestro voto además de útil, sea beneficioso.
Hemos madurado como nación y como democracia, la prueba es la cobertura amplia y generosa con que la mayoría de los medios de comunicación han cubierto las diversas campañas. No como antaño cuando El Tiempo, por ejemplo imponía su “campana neumática” a las actividades y a las ideas de los adversarios del liberalismo, como por ejemplo, sucedía con el tratamiento informativo de todo lo relacionado con las campañas de Álvaro Gómez.
Eran otros tiempos. No había globalización, ni internet ni redes sociales, la arbitrariedad y la intolerancia dominaban los escenarios de la política, hoy por fortuna las cosas son a otro precio y si no que lo diga Gustavo Petro.
Desarrollando el tema es evidente que los diversos candidatos han utilizado, usado y hasta abusado de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Colombia se encuentra a la vanguardia de la modernización de esas TIC y su conectividad es permanente y profunda entre todos los municipios y regiones del país.
Hay, desde luego muchos más elementos de juicio para comparar programas y promesas. Esas mismas tecnologías se encargan de poner en evidencia las falencias y flaquezas de los aspirantes y permiten a millones de usuarios ejercer su sagrado derecho bastante más convencidos que antaño.
Para nosotros, que hemos tenido la fortuna, como politólogos y comunicadores de justipreciar el ejercicio político, estamos ciertos que el mejor futuro es el que ofrece German Vargas Lleras, es lógico que tenga defectos - y no pocos - pero sus virtudes personales y profesionales por formación y convicción, nos ofrecen la mejor garantía de acierto.
Lo más importante de su eventual victoria estriba no tanto en lo que promete hacer sino en lo que ya ha hecho. En un ejercicio dinámico y eficiente de su vicepresidencia a dotado al país de una muchísimo mejor infraestructura y gracias a su gestión hoy las llamadas vías de cuarta generación se están convirtiendo en una espléndida realidad. Igual ha acontecido con la vivienda y el agua potable.
Desde luego nos preocupa, y no poco, sus compañeros de ruta, especialmente algunos gamonales de cambio radical que ya están en la cárcel o van camino a ella. Lo que pasa en la Guajira es apenas un lastimoso botón de prueba. Pero, si Vargas Lleras logra tomar distancia de esa “clase sin clase” no dudamos que podría ser un gobierno verdaderamente histórico.
Este domingo pues, será decisivo y decisorio sobre la manera como los colombianos vivamos los próximos años. Si llegará al Palacio de Nariño el ungido de Uribe, Iván Duque, la sombra larga del expresidente de la que nos hablará José Asunción Silva podría complicarle la vida y complicárnosla a todos los colombianos.