EL PRÓXIMO 20 de junio se celebra el Yellow Day, considerado el día más feliz del año debido a una combinación de factores positivos tanto climáticos como emocionales, y es que su proximidad a las vacaciones de mitad de año y el buen tiempo generan una atmósfera de optimismo y bienestar general en las que aumentan las actividades al aire libre y el disfrute de la compañía de amigos y familiares.
Sin embargo, aunque esta fecha recuerda la influencia positiva que puede tener un día soleado en la felicidad de las personas, la verdadera sensación de bienestar no depende de factores externos, por el contrario, proviene del interior de las personas, de su percepción y actitud frente a la vida.
“Para atender este problema, es necesario trabajar en el desarrollo de la inteligencia espiritual. Las empresas que apoyan a sus colaboradores a transitar en el camino del desarrollo de esta metodología cuentan con equipos de trabajo con mayor capacidad para cooperar, con una actitud de servicio inspirada en el amor, capaces de hacer que las cosas pasen de forma ágil y eficiente. Como resultado, las personas trasladan esta forma de vivir en su trabajo a los demás planos de sus vidas, entrando en un proceso que les permite aumentar cada día su capacidad para vivir en modo felicidad”, aseguró Humberto Rueda, sembrador de felicidad organizacional y mentor.
Todo esto también se traduce en un aumento de la productividad organizacional. La pregunta sería entonces, ¿qué es la inteligencia espiritual?
Buscando ayudar a las personas a que sean más felices en sus vidas y trabajos, Rueda compartió las 10 competencias internas que se deben tener para desarrollar este tipo de inteligencia, las cuales se organizan en tres grupos. En el primer grupo están las 2 competencias que activan la conciencia y que predisponen a la acción:
- La conciencia: esta competencia ayuda a ser conscientes de tres aspectos esenciales: el propósito, el sentido de las circunstancias y de la mecánica interior como seres de cuatro dimensiones (física, emocional, mental y espiritual).
- El aprendizaje: es la competencia que convierte a las personas en “discípulos de la vida” al comprender que el propósito es aprender a ser felices y expresar el amor mediante el servicio a los demás. Así, se capitalizan todas las experiencias y se ve la vida como un regalo.
En el proceso de aprender a ser felices, las personas enfrentan circunstancias retadoras o dolorosas que los pueden llevar al resentimiento y así a un estado de inacción. Hay 5 competencias internas que ayudan a salir del resentimiento y alcanzar la paz interior para empezar a moverse.
Estas competencias son
- Gratitud: al comprender que la vida es un regalo, esta habilidad ayuda a sentir gratitud hacia lo bueno que pasa, así como hacia las oportunidades de aprender de las experiencias dolorosas.
- La resignificación: esta competencia permite cambiar el significado de las experiencias dolorosas, para ver el amor en medio del dolor.
- El perdón: esta competencia, para sorpresa de muchos, es la que permite expresar el poder interior para alcanzar la libertad, entendiendo libertad como ausencia de sufrimiento y es posible ejercerla gracias a la gratitud y a la resignificación.
- El asumir: el primer paso para reconocer los regalos del aprendizaje es asumir la responsabilidad de los pensamientos, palabras y acciones, al entender que siempre se puede responder por ellos, independientemente de los aciertos o errores.
- El respeto: aquí, el respeto no solo implica trato amable, sino permitir que cada persona viva y se haga cargo de sus experiencias. Quien respeta no interfiere ni hace la tarea a nadie; solo ofrece información, guía y ánimo.
- La confianza: es la que anima a avanzar, y se basa en 4 pilares que son confiar en sí mismo, ser confiable para los demás, confiar en los demás y confiar en la vida.
- La disponibilidad: esta es la competencia del servicio incondicional, esencial para vivir el propósito de expresar el amor a través del servicio a los demás.
- La flexibilidad: cuando se tiene claro el propósito de cada acción, se comprende que hay varios caminos hacia la misma dirección. Esto permite adaptarse y aceptar las opciones que la vida ofrece, soltando los conflictos innecesarios.