Sin máscaras ni restricciones sanitarias, miles de juerguistas luciendo tangas, coronas de flores y ojos pintados con sombras abrillantadas se reunían el viernes en el inicio del primer festival de Coachella desde el inicio de la pandemia de covid-19, en el desierto de California.
Después de una pausa de tres años por la pandemia, miles de personas se congregaron en la ciudad de Indio, en el Valle de Coachella (oeste), para concurrir al famoso festival musical, en momentos en que los casos de covid-19 vuelven a aumentar en Estados Unidos.
El evento musical que se celebra durante dos fines de semana de tres días abre tradicionalmente la temporada de conciertos en Estados Unidos. Este año, el cartel incluye a estrellas pop como Billie Eilish, Harry Styles, The Weeknd, Anitta y Nathy Peluso.
La edición de 2020 del Coachella fue pospuesta cuando la pandemia del covid-19 sacudía al mundo. Y, después de dos años de cancelaciones caóticas, el festival vuelve para presentar en palcos a decenas de artistas renombrados frente a una audiencia ávida.
A medida que subían las temperaturas y los asistentes al festival llegaban a los terrenos para los tres días de fiesta, parecía que contraer el coronavirus había vuelto a la mente de algunos.
"No tengo miedo, y estoy emocionado de estar afuera con la gente", dijo un asistente al concierto identificado como Saturn Risin9, quien había viajado desde Los Ángeles.
Retorno sin restricciones
El retorno de Coachella es visto como un indicador para la multimillonaria industria de los conciertos que aún tambalea después de numerosos retrocesos durante la pandemia.
Aunque algunos festivales masivos, como el de Lollapalooza de 2021, exigieron pruebas de vacunación y exámenes para descartar el covid-19, Coachella anunció que no imponía ningún tipo de restricción, ni siquiera uso de máscarillas, ni distanciamiento.
El festival es mayoritariamente a cielo abierto, pero aglutina a unas 125.000 personas cada día, muchas de las cuales acampan o duermen en hoteles de la región.
Varios lugares para realizarse pruebas de covid-19 estarán disponibles el fin de semana en el área -y dos al interior del festival-, informó José Arballo, vocero del Departamento de Salud Pública del condado de Riverside, en donde está inscrita la localidad.
"Hay cuestiones [a considerar] siempre que hay grupos grandes de gente reuniéndose en lugares públicos, pero esperamos que la mayoría de la gente esté vacunada, y que mucha gente usará máscaras", dijo en entrevista con la AFP.
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"Si la gente no se siente bien, incluso si les cuesta dinero, esperemos que no acudan", agregó.
Arballo indicó que las cifras de covid-19 en el condado "alcanzaron un plató en las últimas dos semanas", pero "otra gente vendrá de todo el país y de otros países donde los casos tal vez no estén tan bajos".
El vocero comentó que debido a los tiempos del virus, el impacto sanitario del festival sólo se conocerá a mediados de la semana próxima, justo antes del segundo fin de semana del festival.
En Estados Unidos, los casos de covid-19 han disminuido en comparación con los números de enero, pero comenzaron a subir nuevamente, con unos 38.000 diagnósticos diarios, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
La mayoría de los nuevos casos positivos se deben a la subvariante de ómicron, conocida como BA.2.
Algunas universidades han implementado el uso obligatorio de máscaras, pero en la mayoría del territorio nacional, incluyendo California, la medida no es aplicada.
"Todos extrañan esto"
Megan Thee Stallion, Phoebe Bridgers y Doja Cat son algunas otras de las grandes figuras que se presentarán en Coachella.
The Weekend y Swedish House Mafia entraron a último minuto en el cartel luego de que el rapero Kanye West se retirara del festival.
Además de Anitta y Pabllo Vittar por Brasil, la programación internacional incluye a los franceses L'Imperatrice, el belga Stromae, la recién ganadora del Grammy Arooj Aftab, la DJ palestina Sama' Abdulhadi y Black Coffee, de Sudáfrica, quien hizo historia al ser la primera persona africana en ganar un Grammy por mejor álbum electrónico.
Una sorpresa de último minuto es la presentación este viernes de la banda canadiense de rock indie Arcade Fire.
Indio, sede del festival, es una municipalidad de clima desértico de menos de 95.000 habitantes que abraza el eslogan de ser "La ciudad de los festivales", recibiendo otros conciertos y eventos de gran tamaño.
De acuerdo con Brooke Beare, portavoz municipal, Indio recibe unos tres millones de dólares anualmente como lucro por los festivales, incluyendo un porcentaje de las entradas y los impuestos por ocupación.
Beare explica que la región se "beneficia enormemente", desde hoteles, hasta restaurantes y estaciones de gasolina, además de la "energía sin paralelo" que los festivales traen a la zona.
Mason Fouad, dueño de la licorería Mirage en Palm Springs, a pocos kilómetros de Coachella y donde muchos de los visitantes se quedan, dijo que vio un crecimiento de 30% en las ventas de su negocio esta semana comparado con enero.
"Las tiendas de alcohol crecen en los festivales", declaró Fouad a la AFP, alternando entre pedidos telefónicos y clientes presenciales. "Pero todo el mundo está esperando que esta edición de Coachella marcará un récord porque todos extrañan esto", acotó.