Unos le temen y otros lo encuentran un fenómeno "interesante". Los programas de inteligencia artificial (IA) que recrean voces de artistas plantean un desafío para la industria musical, consciente de que tendrá que lidiar con ello.
Por ejemplo, la voz de Frank Sinatra, desaparecido en 1998, se encuentra en una versión de la canción Gangsta’s paradise, de Coolio, y Angèle Joséphine Aimée Van Laeken tuvo la sorpresa de oírse retomar Saiyan, título de los raperos franceses Heuss L'Salaud y Gazo. El video fue visto más de 1,8 millones de veces en YouTube.
"No sé qué pensar de la inteligencia artificial. Me parece una locura, pero al mismo tiempo temo por mi profesión", escribe la cantante belga en sus redes.
Lo cierto es que desde la creación hasta la distribución, la IA está redefiniendo el que es uno de los mercados más lucrativos del mundo. Esta tecnología ha tocado algunos de los cimientos que hasta ahora habían sido de consenso para todos los actores que se reparten el pastel. Entre ellos, las complejas normas sobre los derechos de autor y el futuro de la industria musical.
"La IA está absolutamente en todas partes, todo el tiempo. Ya sea en las reflexiones de la industria musical o en el arte. Es más visible que antes, porque la tecnología se democratiza", explica para la AFP Alexandre Lasch, del Sindicato Nacional de la Edición Fonográfica en Francia (SNEP).
"A medida que las aplicaciones se desarrollan, la regulación se discute a nivel europeo. En Estados Unidos la mayor preocupación es la transparencia en torno a las herramientas de la IA, porque lo más importante sigue siendo el respeto del artista y de la creación", añade.
Con el tiempo, las empresas más poderosas de la industria musical han empezado a reclamar a todas las plataformas la retirada de cualquier canción generada por IA imitando las voces de sus estrellas alegando infracciones de los derechos de autor.
“Es fácil utilizar los derechos de autor como garrote en este tipo de circunstancias para perseguir nuevos contenidos creativos que crees que cruzan algún tipo de línea, incluso si no tienes una base legal realmente sólida para ello, debido a lo fuerte que es el sistema de derechos de autor”, explica Nick García, asesor político de Public Knowledge, una organización dedicada a defender el acceso abierto a la cultura a través de internet.
Rabia contra la IA
"La IA es demoníaca", afirma el rapero californiano Ice Cube en el pódcast Full Send.
"Es la gota que colma el vaso", lamenta por su parte el rapero canadiense Drake, que se ve afectado por estos procesos que imitan el timbre de voz.
Por ejemplo, en una versión de Munch, título de la rapera estadounidense Ice Spice, o de Heart on my sleeve, falso dúo creado entre él y otro famoso canadiense, The Weeknd, escuchado más de 10 millones de veces en TikTok en cuestión de horas.
¿Y la propiedad intelectual? "Lo que usted protege con los derechos de autor es la expresión de una idea. La voz no es realmente eso", estima Andrés Guadamuz, profesor de derecho de propiedad intelectual en la universidad británica de Sussex.
Fenómeno "interesante"
Un álbum entero de Oasis, grupo que se separó en 2009, apareció rebautizado AIsis (AI por inteligencia artificial en inglés). "Escuché solamente una canción", comenta en sus redes el cantante Liam Gallagher, "y era mejor que otras que he oído últimamente".
Paul McCartney califica el fenómeno de "muy interesante" en BBC Radio 4. "Es algo que todos estamos comprendiendo en este momento", subraya.
La leyenda del pop menciona el caso de una canción inédita de los Beatles que fue grabada usando la IA para recrear la voz de John Lennon, bajo control de sus herederos.
Por otro lado, Spotify "está llevando a cabo discusiones serias sobre cómo manejar el poderoso potencial de las tecnologías IA", asegura a la AFP un portavoz de la conocida plataforma de streaming.
El objetivo de la aplicación, no obstante, sigue siendo "ayudar a los artistas a conectarse con el público, monetizar su arte y construir su carrera", añade.
La plataforma francesa Deezer indicó en junio haber desarrollado una tecnología que le permite identificar las canciones que clonan las voces de las estrellas de la música a través de la IA.
"Nuestro objetivo es eliminar los contenidos ilegales y fraudulentos, aumentar la transparencia y desarrollar un nuevo sistema de remuneración en el que los artistas profesionales sean recompensados por la creación de contenidos valiosos", afirma en un comunicado.
Universal Music pide desde abril a plataformas como Spotify o Apple Music que impidan el acceso a su catálogo a aquellos que deseen utilizarlo para enriquecer los programas de IA, revela el diario Financial Times.
Además, Google y Universal Music están negociando posibles licencias para las melodías y voces de artistas generadas con IA, según el periódico.
La idea es definir herramientas para poder recompensar a los herederos cuando los aficionados creen obras de sus ídolos con programas de IA.
Otros dilemas
Existe además otra cara de este dilema. ¿Y si los artistas establecidos usan la IA para sacar nuevos temas con más facilidad? O, ¿y si una disquera saca adelante una canción de un artista en un bajón creativo a pesar de que él no es capaz? ¿Cubriría ese uso su actual vinculación contractual? ¿Y los derechos que algunas distribuidoras siguen explotando de artistas fallecidos?
El mundo de la música ya ha superado polémicas que afrontaron problemas similares, como el uso de samples (pequeños extractos) en canciones de hip-hop, que procuró que muchas antiguas obras firmaran acuerdos de colaboración nuevos para poder ser sampleados y también que hubiera jurisprudencia para dar como aceptado el uso de pequeños extractos en algunos casos.
También hay perspectivas más optimistas. Este tipo de tecnología puede cambiar la forma en que se produce la música. Podría permitir a los artistas experimentar con nuevos estilos y sonidos, o incluso crear música completamente nueva basada en su propio estilo.