Llegan los padres del son cubano al teatro Colsubsidio | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Septiembre de 2011

Cuando actúa esta gran embajadora de la música cubana, por cuyo sello inconfundible los bailadores aseguran en el momento que la oyen para comenzar su accionar bailarín, dicen: Ponle el cuno… Es la Orquesta Aragón.


La legendaria agrupación cubana se presentará el próximo viernes y sábado en el Teatro Colsubsidio Roberto Arias Pérez.


Son tres generaciones de artistas las que han pasado por esta afamada agrupación, que más que una orquesta, es una empresa que se ha mantenido unida como una verdadera familia.


En 1939, un contrabajista que se ganaba la vida como carpintero, fundó en la ciudad de Cienfuegos, al sur de Cuba, esta orquesta que en sus inicios la integraban 8 músicos, y se conoció primeramente como “La Rítmica Aragón”.


Su director Orestes Aragón seleccionó cuidadosamente los miembros de la naciente banda, a quienes les exigió que fueran músicos con vocación definida, verdaderos deseos de trabajar, y que no se creyeran unas “estrellas”.


Con ello formó una gran familia que, sin diferencia de cargos, o de ser intérpretes de cualquiera de los instrumentos musicales, distribuía equitativamente entre todos las ganancias, y a su vez, guardaba en un fondo común el dinero necesario para sufragar los gastos de cualquiera de sus integrantes en casos de enfermedad o de problemas de cualquier índole.


Al principio tocaban esporádicamente en bailes organizados por las sociedades y los sindicatos de su pueblo natal, y trabajan gratis para la radio de la vecina Ciudad de Santa Clara, en el Centro de la Isla, en un espacio de una hora.


Como la intención era darse a conocer, interpretaban desde valses, danzas y danzonetes, hasta pasodobles, guarachas o boleros; su primer repertorio era mayormente “Danzones” hasta que añadieron El “cha – cha – chá” a su extenso repertorio. Este ritmo se convirtió en el sonido que identificara a la Orquesta Aragón.


Rafael Lay, hijo único de un obrero tabaquero, muchacho inquieto de la música, que con 14 años de edad, ya se ganaba la vida tocando el violín, fue encomendado por su padre al maestro Orestes Aragón entre los años 1940 – 1941, confiado en que lo dejaba en buenas manos.


En 1945 este joven, cuyo oficio en realidad era el de asistente dental, se estrenó como director de la agrupación tras el retiro del Maestro Orestes Aragón por una afección pulmonar, de la orquesta que fundara, y que todavía lleva su nombre.


Rafael Lay, quien fue su director desde 1945, falleció en 1982 en un accidente de tránsito, pero la orquesta continúa su función, la de hacer gozar a todo el mundo bajo la dirección de Rafael Lay hijo.


Una orquesta mundial


La Orquesta Aragón ha recorrido los más desconocidos rincones del mundo desde un lugar recóndito, como la mina de cobre de Chuquicamata en Chile, hasta el famoso conservatorio Tchaikovski de Moscú en Rusia.


Japón, Alemania, Francia, España, Finlandia, Italia, Egipto, Argelia, Guinea, El Congo, Senegal, Panamá, Colombia, Venezuela, entre otros países, han disfrutado de sus interpretaciones, hasta el delirio.


El exclusivo matiz sonoro de esta Orquesta, marcado y señalado por el inigualable sonido de la flauta, los violines y el perfecto acople de las voces de sus cantantes, ha impactado grandemente en agrupaciones de Estados Unidos, Latinoamérica, África, Asia y Europa, sobre todo, en este continente es donde hacen furor los ritmos antillanos y, además, donde algunas de esas agrupaciones de por allá han querido imitar a este “Monstruo Sagrado” de la música cubana, y del mundo.
Algo así, como casi imposible, como lo dijera la publicación francesa “Le Matin”, la Orquesta Aragón está inmutada, pero jamás igualada.


En algo más de sesenta años la orquesta ha interpretado éxitos como El Bodeguero, El cerquillo, Cachita, Pare Cochero, Guajira con Tumbao, Tres Lindas Cubanas y Quiéreme siempre.


Entre flautas y violines, la Aragón ha registrado voces como las de Benny Moré, Pérez Prado, Chapotín y muchos más.