A pesar de ser uno de los deportes menos populares, el taekwondo es a la vez uno de los que ha tenido grandes representaciones deportivas del país ante el mundo. Una disciplina que más allá de enseñar sobre artes marciales, también inculca fortalezas mentales, tomando gran relevancia para la práctica de los niños.
El taekwondo es un deporte olímpico de artes marciales originario de Corea, el cual se sustenta en un combate que utiliza únicamente los pies, las manos y otras partes del cuerpo, sin usar armas, lo que lo hace más competitivo por la rapidez y precisión.
Para Irma Gómez, taekwondoga y docente del programa de entrenamiento Deportivo de Areandina sede Valledupar, el taekwondo es ideal para los jóvenes y niños, ya que consta de una preparación física y mental en la que se tienen bases de cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y coraje, los cuales son sus cinco principios fundamentales.
“A los estudiantes de taekwondo se les enseña a tener una conducta disciplinaria durante los periodos de formación, entrenamiento o competición, los atletas deben hacer reverencia a su instructor antes de iniciar el entrenamiento, saludar a sus compañeros, recitar los principios básicos, así como meditar unos minutos sentados con las piernas cruzadas y hacer reverencia a la bandera cuando terminen el entrenamiento”.
Para la docente, a pesar de ser un deporte de combate y de defensa personal, no promueve la agresión o la violencia, es una disciplina que va mucho más allá de lanzar patadas, lo que lleva a que los niños tengan una evolución en su escuela y su entorno familiar, dado que se les inculca como principio fundamental el respeto y la disciplina.
Entre las cualidades y beneficios del taekwondo, la docente menciona que ayuda a mejorar la fuerza, flexibilidad y velocidad, permitiendo a su vez desarrollar habilidades de concentración, autocontrol, perseverancia, confianza, lealtad y respeto hacia los demás.
“El taekwondo es una alternativa fabulosa para fomentar el equilibrio, la coordinación y flexibilidad en los niños, así como fortalecer significativamente la autoestima, el desarrollo de la personalidad, pero sobre todo, incentivar el respeto, la educación y la disciplina; valores necesarios e imprescindibles en la formación desde la niñez”, explica Gómez.