El Tour de Francia de 2019 será “más duro, por supuesto”, estimó el británico Chris Froome, cuatro veces vencedor de la carrera, durante la presentación del recorrido en París, señalando que se ajusta a los especialistas en la montaña “como Nairo Quintana”.
“El próximo año es la décima temporada de Sky, el décimo año para mí, y será todavía más especial ganar”, explicó Froome, que fue tercero del Tour el pasado julio, en una edición ganada por su compatriota Geraint Thomas.
Sobre el recorrido desvelado por los organizadores, el británico se mostró sorprendido por el papel limitado reservado a las contrarreloj (una por equipos y una individual, de 27 kilómetros cada vez).
“Lo que me sorprende es que haya menos kilómetros de contrarreloj. Pensaba que con (la presencia de) Tom Dumoulin habría más”, declaró Froome, en referencia al holandés, segundo del Tour 2018 y ganador de la contrarreloj de este año en Espelette.
“No diría que el trazado es bueno o malo”, añadió. “Cada año es difícil y no será diferente el próximo año. Es algo bueno tener más llegadas en alto. Más llegadas en altitud, a más de 2.000 metros, es más duro, por supuesto”, subrayó.
Froome señaló que “los corredores nacidos en altitud, como Nairo Quintana, tienen una pequeña ventaja” en este tipo de configuración.
“Las llegadas en alto es algo bueno para la carrera, da más oportunidades para asumir riesgos”, afirmó el británico, antes de añadir que prefiere una carrera “más completa, con más contrarreloj y que respete todos los aspectos del ciclismo”.
Froome declaró también que no sabía todavía si sería el líder del equipo Sky en el Tour 2019, ya que su formación cuenta con grandes nombres como el vigente campeón Geraint Thomas o incluso el escalador colombiano Egan Bernal.
Por su parte, el holandés Tom Dumoulin (Sunweb), segundo del último Tour, admitió que un recorrido tan montañoso “no es ideal” para sus cualidades.
“Es un trazado muy complicado. Por supuesto, tener más kilómetros de contrarreloj hubiera sido lo deseable. No es una carrera ideal para mí, pero también era así este año. Hay mucha alta montaña”, indicó.
También Indurain
El mítico ciclista español Miguel Indurain también consideró que en el Tour de Francia de 2019 Nairo Quintana puede aprovechar el perfil claramente montañoso diseñado por los organizadores.
“Él, en las montañas de más de 2.000 metros, se defiende bien y tiene unas cuantas. Puede aprovechar esa forma de subir que tiene él. Él sabrá si le gusta más el recorrido, pero por lo menos, la montaña la tiene”, estimó el cinco veces campeón del Tour, que tiene ahora 54 años.
Quintana ha subido tres veces al podio en el Tour de Francia, pero nunca al escalón más alto: fue segundo en 2013 y 2015, y tercero en 2016. En la última edición quedó más retrasado, en el décimo lugar.
Indurain añadió que para ganar el Tour de 2019 habrá que ser ante todo “un corredor completo”.
“Apuesto por un corredor completo, que tenga experiencia, porque hay que dosificar mucho cómo empiezas el Tour. Al principio empieza con el macizo ese medio alemán medio belga, luego baja un poco la intensidad, pero hay que pasar todo el Macizo Central. Cómo afrontar el llegar al Tour en forma va a ser un poco difícil”, aseguró ‘Miguelón’.
Sobre las opciones de que Mikel Landa (también del Movistar), una de las grandes esperanzas del ciclismo español, pueda aspirar al título en 2019, prefirió mostrarse cauto.
“Landa es un corredor completo, que en las contrarreloj anda ahí un poco más renqueante, pero en el resto sabe dosificar en las grandes vueltas. Él sabrá si se adapta más a sus cualidades o si tiene que trabajar más que otros”, afirmó.
La carrera
El Tour de Francia 2019, en el año del centenario del maillot amarillo, tendrá en el próximo mes de julio un recorrido muy montañoso: el trazado presentado en París cuenta con cinco llegadas en alto, de ellas tres a más de 2.000 metros de altitud, y treinta puertos.
“Es un himno a la excelencia”, se enorgulleció su director, Christian Prudomme, que se propuso convertir la 106ª edición de la mayor carrera del mundo, que comenzará en Bruselas, en una cita de altos vuelos, tanto en los Pirineos, con la llegada del Tourmalet, como en los Alpes.
La penúltima etapa terminará en Val Thorens, a 2.365 metros, y será la tercera llegada más alta desde la creación de la prueba en 1903.
Como símbolo de esa voluntad de tocar los cielos está el Iseran, una ascensión legendaria -el mayor puerto con carretera de Francia, a 2.770 metros-, que ha sido frecuentado pocas veces por el Tour y que se subirá en 2019 en la segunda de las tres etapas alpinas. Será además por su vertiente de la Maurienne, la más difícil, que el Tour no escala desde 1963.
El Tour de 2019 servirá además como homenaje a una de sus figuras históricas, el ‘Caníbal’ belga Eddy Merckx, en el 50 aniversario del primero de los cinco Tour de Francia que ganó entre 1969 y 1974.
En la presentación en París del recorrido, Merckx estuvo acompañado por otros dos ciclistas que ganaron en cinco ocasiones el Tour, el español Miguel Indurain y el francés Bernard Hinault.
Las siete etapas clave
Siete fracciones se perfilan en principio como determinantes y especialmente atractivas en el Tour de Francia de 2019:
11 de julio: 6ª, Mulhouse-La Planche des Belles Filles. Primera llegada en alto y primeras diferencias previsibles en la general entre los favoritos.
19 de julio: 13ª, Pau-Pau en contrarreloj individual: será la única 'crono' individual del Tour de 2019: 27 kilómetros con salida y meta en Pau.
20 de julio: 14ª, Tarbes-Tourmalet. Final a lo grande en el Tourmalet, el puerto más subido por el Tour de Francia desde una primera vez en 1910.
21 de julio: 15ª, Limoux-Foix Prat d'Albis. El último acto pirenaico reúne los elementos para un gran espectáculo.
25 de julio: 18ª, Embrun-Valloire. Los grandes clásicos se vuelven a visitar para marcar la entrada en los Alpes.
26 de julio: 19ª, Saint-Jean-de-Maurienne – Tignes. Llega el turno del Iseran, el puerto más alto de esta edición, con 2.770 metros.
27 de julio: 20ª, Albertville-Val Thorens. El recorrido, como la víspera, está lleno de retos. Dos descensos con trampas preceden a la interminable ascensión final (33,4 km) en dirección de Val Thorens.