CON LA disminución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) a 5,81% anual, se refuerza la idea que el Banco de la República pueda disminuir las tasas de interés.
De acuerdo con Mario Ramírez, presidente de la Federación de lonjas de propiedad raíz (Fedelonjas), la disminución de la inflación es una buena noticia y va en línea con la recuperación económica. “La desaceleración de la inflación estabilizará los precios de los materiales de construcción, lo que mejoraría la viabilidad de nuevos proyectos y el poder adquisitivo de los hogares, dinamizando el sector inmobiliario”.
El líder gremial reiteró que este comportamiento puede dar espacio para que las tasas de interés sigan bajando, por lo que es un buen momento para adquirir vivienda nueva o usada. “El Banco de la República redujo en agosto 50 puntos básicos la tasa de interés a 10,25%, después de haber alcanzado un pico de 13,25%. Esto indica que, con la caída en la inflación de este mes, se podrá seguir viendo una reducción del costo del dinero, lo cual disminuirá los costos de financiamiento, facilitando el acceso a créditos hipotecarios y comerciales tanto para compradores como para desarrolladores, lo que incentivará la demanda de vivienda y el inicio de nuevos proyectos”.
En cuanto a los precios del arrendamiento, la entidad estadística reveló que el arrendamiento efectivo tuvo una variación de 8,03% en los últimos 12 meses, por debajo del 9,28% permitido para este año, según lo establece la Ley 820 de 2003. “Desde Fedelonjas, resaltamos que esta variación positiva es una buena noticia, ya que sigue estando lejos del techo establecido y, además, favorece a los hogares que reciben ingresos derivados de los cánones de arrendamiento en vivienda que son los estratos 1, 2 y 3”, añadió Ramírez. De esta manera, indicó, este entorno macroeconómico favorable impulsará el consumo privado y la inversión en vivienda, especialmente a partir de 2025, fortaleciendo tanto el segmento residencial como comercial.
El sector inmobiliario aporta el 8,8% del PIB nacional y se estima que el mercado de los arrendamientos asciende a los $55,4 billones de pesos, por lo que es un tema muy sensible tanto para los 7,26 millones de hogares que habitan en arriendo como para los propietarios que dependen de estos cánones de bienes residenciales y no residenciales.