China insistirá en trato comercial con EU | El Nuevo Siglo
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Lunes, 6 de Mayo de 2019
Agence France Presse

China dijo que enviará sus negociadores a Washington para una nueva ronda de conversaciones comerciales, pese a las nuevas amenazas del presidente estadounidense Donald Trump de aplicar más aranceles, hundiendo a las bolsas mundiales.

“Un equipo se prepara a viajar a Estados Unidos para las negociaciones” comerciales del próximo miércoles en Washington, declaró Geng Shuang, portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores.

El vocero no precisó si el jefe de los negociadores, Liu He, considerado cercano al presidente Xi Jinping, forma parte de la comitiva.

China “espera acercarse” a Estados Unidos y “llegar a un acuerdo” para poner fin a sus diferencias comerciales, se limitó a decir Geng a la prensa.

El domingo, Trump anunció un aumento de los aranceles del 10% al 25% para bienes de importación chinos por un valor de 200.000 millones de dólares a partir del viernes.

La amenaza hundía el lunes a las bolsas asiáticas y europeas, pues los mercados anticipaban un acuerdo este mayo antes del anuncio de Trump.

Presión

La noticia de Trump se produjo previo a la nueva ronda de negociaciones de esta semana, presentada como la última oportunidad para terminar la guerra comercial entre ambos países.

Aumentando la presión sobre Pekín, el Presidente estadounidense amenazó con imponer aranceles a todas las importaciones provenientes de China (unos 539.500 millones de dólares en 2018).

“Durante 10 meses, China pagó 25% de aranceles a Estados Unidos por 50.000 millones de dólares en (bienes) tecnológicos, y 10% sobre 200.000 millones de dólares de otros bienes”, dijo Trump en Twitter.

“El 10% va a subir a 25% el viernes”, precisó, y justificó la medida por el hecho de que las negociaciones “no están avanzando suficientemente rápido”.

Trump había decidido a inicios de diciembre suspender el aumento de esos aranceles debido a la reanudación de discusiones comerciales que hasta esta semana eran presentadas como “fructíferas” y con grandes posibilidades de llegar a buen puerto.

“El acuerdo comercial con China avanza pero muy lentamente, mientras ellos intentan renegociar. ¡No!”, tuiteó Trump.

El Mandatario busca reducir el colosal déficit comercial de Estados Unidos con China, de 378.730 millones de dólares en 2018.

Además de una mayor apertura del mercado chino a los productos estadounidenses, exige de Pekín cambios estructurales que pongan fin a la transferencia forzada de tecnología estadounidense, al robo de propiedad intelectual o a las subvenciones a las empresas estatales.

Para presionar a su socio, desató una guerra comercial a golpe de aranceles sobre más de 250.000 millones de dólares en mercancías.

Su gobierno advirtió además que no aceptaría un acuerdo con China desfavorable a los intereses de su país y que las negociaciones no podrían prologarse eternamente.

Quejas

Industriales que importan productos chinos afectados por los aranceles protestaron por el aumento de los costos, mientras varios expertos coinciden en que los consumidores estadounidenses van a terminar pagando más caro por los productos de uso corriente.

Pekín se había comprometido a aumentar sus compras de productos estadounidenses, fundamentalmente agrícolas y energéticos, pero la administración Trump sostiene que no ha cumplido con esa promesa.

Uno de los obstáculos mayores a la firma de un acuerdo es el mecanismo a implementar para concretarlo y verificar su cumplimiento.

Pekín exige a su vez el levantamiento de los aranceles a sus productos, una demanda rechazada ostensiblemente por Washington.

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, declaró el viernes que Trump estaba decidido a fijar nuevos aranceles en caso de que las negociaciones fracasaran.

“Cuáles tarifas podrían ser eliminadas y de qué manera formarán parte del mecanismo de aplicación (del tratado) son cosas que son objeto de negociaciones en estos momentos”, dijo a la CNBC.

Robert Lighthizer, que conduce la delegación estadounidense, afirmó el 12 de marzo durante una audiencia en el Senado que Washington tiene la intención de mantener los aranceles como un factor de presión sobre China.