La decisión del pasado 19 de mayo de la firma Standard and Poor’s (S&P) de bajar la calificación de Colombia de BBB- a BB+, inferior al Grado de Inversión, colocó al país inmediatamente en el contexto de una nación que enfrenta problemas para cumplir con el ajuste fiscal necesario para enderezar sus finanzas.
Aunque todavía se espera la resolución de las otras dos calificadoras, Fitch Ratings y Moody’s, se considera que Colombia ya está enfrentando problemas en el encarecimiento de los créditos, como es apenas obvio cuando una firma baja la nota soberana.
En los mercados se especula que por el momento Fitch ni Moddy’s, van a tomar decisiones en la misma dirección de S&P, lo cierto es que Colombia ya recibió la decisión, la asimiló y ahora trabaja en medidas para recuperar el grado de inversión.
En este mismo sentido, el exministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, reconoce la pérdida del grado de inversión y en su twitter señala que “es necesario salir de la pandemia, fortalecer la política social e iniciar la estabilización fiscal. Sigamos adelante en la construcción de un mejor país”.
En efecto, restablecer el grado de inversión para Colombia se traduce en recuperar la confianza del mercado internacional. De allí que se necesitaba mandar un mensaje en ese sentido, clave para que el país muestre que tiene cómo responder para honrar sus deudas.
Mensajes
Este hecho fue el que bien interpretó el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, quien tan pronto llegó a la cartera hace un mes, tomó la decisión de enviar mensajes positivos de que el Gobierno iba a adelantar un proyecto de Inversión Social que contemplara también un ajuste de las finanzas. Así lo ha explicado Restrepo en las diferentes reuniones que ha tenido con los grupos políticos, gremios, jóvenes, empresarios y analistas.
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Precisamente en una entrevista que concedió el pasado fin de semana a EL NUEVO SIGLO, el Ministro de Hacienda, sin referirse directamente a las calificadoras, sí dio un mensaje positivo acerca de lo va a tener ese proyecto de inversión social, con lo que se tranquilizaría a los mercados externos.
Señaló Restrepo que “ha habido una conciencia también de que esta iniciativa (la reforma) tiene que recoger un anclaje fiscal, o sea tiene que ajustar la regla fiscal porque de lo contrario el apretón, o llamémoslo así el ajuste que se requeriría para el 2022, simplemente no sería realizable, por eso es importante el hacer un ajuste gradual y ordenado por la vía de una modificación al componente regla fiscal, que entre otras también tiene otros propósitos”.
Anclas
Más adelante el jefe de la cartera financiera, dijo que, entre esos propósitos, “el primero es incorporar en sus metas un componente de nivel de endeudamiento, es decir, contar con un ancla de deuda pública y esa ancla que garantice las metas fiscales y la consistencia con las metas de corto plazo, y eso es novedoso en tener un ancla de deuda pública, es absolutamente novedoso en este momento en el concepto de deuda fiscal”.
Sin duda las intenciones del Gobierno y del Ministro Restrepo, dan cuenta de que la idea es tener una reforma tributaria que permita recoger cerca de $14 billones anuales, por los próximos cuatro años.
El monto, para las calificadoras, es razonable pues solventa en parte la urgencia por tener los recursos que permitan pagar las obligaciones del país.
El director de Investigaciones Económicas de Bancolombia, Juan Pablo Espinosa, aseguró que el punto de partida debe ser la reforma tributaria.
A pesar de que esta reforma, recalcó Espinosa, sea más modesta que la primera idea, se debería complementar con una señal de control de gasto y que contribuya a que el balance del Gobierno Nacional Central sea más controlado de cara al próximo año.
Sin sorpresas
Para varios analistas la decisión de S&P no fue sorpresiva, pues ya se venían dando fenómenos que ponían de manifiesto esta rebaja en la calificación: la falta de un plan para mejorar las cuentas fiscales y el ambiente de protestas e inestabilidad política hacían parte del escenario de análisis.
José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, hace un llamado a entender que a Colombia ahora le toca tener un plan juicioso y sólido en el menor tiempo posible.
“La agencia calificadora S&P decidió rebajar la calificación de Colombia a BB+ del actual BBB-. Pero otras dos calificadoras todavía lo mantienen, pero es un campanazo concreto de alerta”, aseguró López.
Y es que efectivamente tanto Fitch como Moody’s han planteado dos escenarios distintos para tener en cuenta en una eventual rebaja de la calificación.
Del lado de Fitch, hay que recordar, se espera que el país este año apruebe un proyecto de reforma tributaria lo suficientemente robusto para mandar un mensaje de tranquilidad. Los tiempos para la calificadora en ese sentido no son exactos, ni relevantes, siempre y cuando esté aprobada la reforma este 2021.
En cambio, lo que se necesita es un plan que empiece a tener efectos desde el próximo año. Ahora, lo que sí es un panorama de complejidad es qué tanto ambiente hay para discutir una propuesta de reforma tributaria.
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Y, en ese sentido, tanto calificadoras, como agentes como JP Morgan, ven un panorama retador teniendo en cuenta el impacto del paro nacional y las elecciones presidenciales que se llevarán a cambio dentro de un año.
Sin duda la caída del primer proyecto de reforma tributaria, que pretendía recoger cerca de $23,4 billones, fue advertido por las agencias calificadoras como un golpe duro y la puerta al estado de incertidumbre.
Andrés Pardo, jefe de estrategia macroeconómica para América Latina en XP Investments, explica la situación desde la barrera de que, de momento, el país no se enfrentaría a una decisión como la de S&P de parte de las otras calificadoras.
“Colombia aún mantiene su calificación de grado de inversión de Fitch y Moody’s y no esperamos nuevas acciones hasta que se apruebe una reforma tributaria. Consideramos que el movimiento de S&P aumenta la probabilidad de que Fitch tome una acción de calificación similar este año”, explicó Pardo.
Sin embargo, advierte que, en conversaciones recientes con Fitch, la agencia parece ser más favorable a un ajuste fiscal más pequeño, menos estructural, menos duradero y menos positivo para las empresas.
Justamente este último punto se refiere a un llamado reciente que ha pedido tener en cuenta el Ministro de Hacienda: que las calificadoras entiendan el contexto para tomar decisiones. Es decir, para el Gobierno es vital que se reflexione en que la situación crítica de la pandemia es un fenómeno que se repite a lo largo de varias economías
El impacto
Inmediatamente de la decisión de S&P de bajar la nota al país, los bonos de Colombia en dólares se cotizaron como si ya no tuvieran grado de inversión.
Los bonos internacionales tuvieron el peor desempeño en América Latina desde que el Gobierno presentó una reforma tributaria que luego se cayó en el Congreso.
Los costos de endeudamiento estaban más o menos en línea con los de países con calificación de grado especulativo como Brasil, Guatemala, Uzbekistán y Azerbaiyán, lo que refleja pesimismo de que se logre corregir el déficit.
Los inversionistas descontaron la rebaja de calificación, y el diferencial promedio de los bonos soberanos del país se amplió casi 2,5 puntos por encima de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, según datos compilados por JP Morgan. La prima de riesgo promedio para países con grado de inversión es de 1,47 puntos porcentuales.
“Los participantes del mercado estarán observando de cerca para evaluar cuánta dilución genera la propuesta de la Administración”, escribieron Alejo Czerwonko y Brennan Azevedo, economistas de UBS Global Wealth Management. “Se considera que ahorros inferiores al 1% del PIB aumentan significativamente las posibilidades de que las agencias de calificación tomen medidas”.