LA JUNTA Directiva del Banco de la República, prefirió la prudencia, antes que hacer caso a las solicitudes tanto del Gobierno como de los mercados de bajar más las tasas de interés. En esta oportunidad y por una decisión de 4 a 3, prefirió reducirlos en 0,5% para dejarlos en 9,75%.
El argumento de los directivos, es que la inflación anual en septiembre se ubicó en 5,8%, por debajo del registro de 6,1% en agosto, con lo que las proyecciones de inflación total para 2024 del equipo técnico se revisaron a la baja a 5,3% y las expectativas de inflación implícitas en el mercado para fin de 2025 permanecen ancladas alrededor de 3%.
Por otra parte, el gerente del Emisor, Leonardo Villar, sostuvo que desde finales de 2023 el crecimiento de la actividad económica ha venido aumentando trimestre tras trimestre. Sobre esta base, el equipo técnico revisó al alza sus proyecciones de crecimiento para 2024 y 2025 a 1,9% y a 2,9% respectivamente”.
Precisó que “a pesar de la reducción en septiembre de la tasa de interés y de los pronósticos de recortes adicionales por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, la tasa del cambio del peso frente al dólar ha venido mostrando incrementos sucesivos, que de volverse persistentes podrían generar presiones al alza sobre la inflación. Ello reduciría el margen de maniobra para continuar con el relajamiento de la política monetaria al ritmo que se ha venido llevando a cabo hasta el momento”.
Pese a esto, el directivo manifestó que “las presiones cambiarias recientes han estado asociadas a la fortaleza del dólar a nivel global, a la caída del precio del petróleo y a la incertidumbre en torno a la situación fiscal en Colombia. Esta última obedece a factores de corto y mediano plazo como el desfase de los recaudos tributarios, y los faltantes de financiamiento del presupuesto de 2025. A esto se suma el trámite del Acto Legislativo que transcurre en el Congreso para la reforma el Sistema General de Participación, que podría comprometer la sostenibilidad de las finanzas públicas”.
Recorte cauto
Para el analista de la firma Pepperstone, Quasar Elizundia, dijo a EL NUEVO SIGLO, que “esta decisión, aunque alineada con las expectativas del mercado, refleja un enfoque deliberadamente cauto hacia la política monetaria. Este es el octavo ajuste desde que comenzó la normalización en el cuarto trimestre del año pasado, y el sexto recorte consecutivo de mayor magnitud, situando el costo del dinero en un solo dígito”.
Consideró que “a pesar del ajuste, la postura del Banco de la República sigue siendo restrictiva. En la conferencia de prensa, los representantes del banco central dejaron en claro que, si bien los índices de inflación han mostrado una disminución significativa −ubicándose ahora en el 5,81% tras haber alcanzado niveles superiores al 13% en 2023−, aún queda camino por recorrer para alcanzar el objetivo del 3%. Esta decisión refleja una evaluación balanceada de las condiciones macroeconómicas, reconociendo la mejora en la inflación, pero subrayando la necesidad de mantener la cautela para asegurar una tendencia sostenida hacia la meta deseada”.
Señaló que “el mensaje que transmite el Banco es claro: la normalización del costo del dinero seguirá un camino cuidadoso y paulatino, con el objetivo final de crear un entorno monetario más neutral, sin comprometer la estabilidad macroeconómica del país”.
Reactivación
A su vez, el exministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, señaló a este Diario que “la decisión ayuda a la reactivación económica, pero el Gobierno no ha sido capaz de poner en marcha un plan robusto contracíclico de la economía que se le viene reclamando hace más de un año. Le pide al Banco de la República actuar (como acaba de hacerlo), pero el Gobierno no actúa. La caótica situación fiscal en que se encuentra el país no ayuda para que el gasto público actúe como palanca contracíclica”.
Por su lado, el también exministro, José Manuel Restrepo, actual rector de la Universidad EIA, dijo a este Medio, que “el banco fue muy cauto en la disminución de tasas de interés por una razón simple y sencilla. Lo que está sucediendo con la aprobación del Sistema General de Participación, lo que está sucediendo con el manejo de las finanzas públicas, el exceso y derroche de gasto público, le genera una preocupación normal y natural al banco para reducir tasas de interés rápidamente, porque esa presión fiscal que existe o que se puede venir, puede tener un impacto negativo sobre los precios”.
Insistió el exministro que “yo creo que el banco ha sido muy cauto en esta decisión. Creo que es positivo porque cualquier reducción ayuda incluso a la economía. Creo que igual la inflación se va a seguir desacelerando rápidamente y va a ser la mejor noticia del año, que la inflación anualizada de cierre de año va a estar muy cerca del tope máximo, un límite máximo que establece el Banco de la República en nuestro país para la inflación”.
Más empuje
Por su parte, el experto académico de la Universidad del Rosario y analista, Henry Amorocho, dijo a este Periódico, que “deja un sabor agridulce al igual que lo había dejado en el mes de septiembre Banco de la República su tasa de intervención 75 puntos básicos solo bajó 50 puntos básicos, es decir en este momento en el acumulado de la baja de septiembre y de octubre el Banco en mi sentir le deja y le queda debiendo 50 puntos básicos al proceso de reactivación porque todos los indicadores daban para que la tasa de interés se bajara en el mes de septiembre a 75 y en el mes de octubre también a 75. Eran los indicadores que fundamentaban el hecho de que sí podría la Junta Directiva haber tomado esa decisión, además, el hecho de que, en todos los indicadores, la inflación, el crecimiento y el empleo en los Estados Unidos iban cogiendo una dimensión no como se esperaba, pero iban siendo unos resultados favorables para la economía de los Estados Unidos”.
En otro orden, Amorocho sostiene que “de pronto en sus cuentas quizá el banco está pensando que el acuerdo que hizo el gobierno con la Asobancaria, va a rendir sus frutos y quizás pueda cerrar ese bache, que están dejando indiscutiblemente los 50 puntos básicos que el Banco de la República no ha bajado entre septiembre y octubre. Ojalá en diciembre, baje 100 puntos básicos para que el Banco no se acuerde únicamente de velar por la capacidad adquisitiva de la moneda, sino que también cumpla con lo que dice la jurisprudencia de actuar en consecuencia con el crecimiento económico y el nivel de empleo”.
Un empujón
A su turno, el exministro de Minas y experto en el sector de hidrocarburos, Amylkar Acosta, sostuvo a EL NUEVO SIGLO, que “es de anotar que en diciembre pasado la tasa estaba en 13,25%, es decir, se ha dado una baja de 350 puntos básicos. Aunque mantiene su cautela, la Junta es consciente que la inflación ha venido cediendo, aunque no a la velocidad deseada, por ello se ha apartado de la posición del ministro de Hacienda que propende por reducciones mayores de 75 puntos básicos”.
Expuso Acosta que “por su parte, la Superintendencia Financiera certificó que la tasa de usura para noviembre será de 27,9%. Este paso dado por la Junta del Banco va en la dirección correcta de abaratar el crédito y así darle un empujón a la economía, para su reactivación en momentos en que esta se estanca. Solo resta celeridad para que la tasa de interés de intervención se traslade rápidamente a la tasa de interés de la banca comercial, para beneficio de los deudores y abaratamiento del crédito”.
Paso positivo, pero insuficiente
En este mismo sentido, la presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, sostuvo que “la reciente reducción de la tasa de interés por parte de la Junta del Banco de la República es un paso positivo, pero insuficiente para reactivar la economía si los sectores que generan inversión e ingresos fiscales siguen debilitados”.
Puntualizó Lacouture, que “es urgente coordinar proyectos concretos y viables entre el sector público y privado para impulsar el crecimiento en áreas estratégicas como manufactura, comercio, petróleo y minería. Se requieren garantías para créditos productivos, un CERT que dinamice las exportaciones y la agilización de consultas pendientes para destrabar procesos de inversión. Con ingresos fiscales frágiles, reducir las tasas no basta; se necesitan acciones efectivas desde múltiples frentes”.