A $87,2 billones llegó el gasto de los hogares hasta septiembre de este año, de acuerdo con la medición de Gastometría de Raddar. Según la firma, que preside Camilo Herrera, y conocida por EL NUEVO SIGLO, este resultado significa un crecimiento en términos corrientes de 5,76%, continuando con el cambio de tendencia. En términos reales, el crecimiento anual del gasto fue de -0,04%, acumulando 7 meses de nuevo ajuste o 23 meses desde noviembre de 2022.
Según el reporte, la colocación crediticia, sumando la causada con tarjeta de crédito, consumo - libre destinación e hipotecaria, tuvo un crecimiento anual de 4,9%, debido mayormente a la dinámica en colocación de crédito hipotecario frente al año pasado.
Asimismo, explica el informe, “el salario mínimo real vigente, tuvo un aumento anual de capacidad de compra de 5,92% y de salario por ocupado de -1,7%. A nivel trimestral, el gasto de los hogares decreció -1,1%, dato que seguramente no estará alineado con el dato de PIB y de gasto de consumo de hogares en el PIB (como ya ocurrió en 2008 y 2016); esperamos tenga un crecimiento real y donde el producto crecería más que la cuenta de gasto de hogares”.
Cambios
El reporte señala que, desde agosto, el gasto de los hogares ha mostrado un cambio positivo en su tendencia, impulsado por la desaceleración de la inflación en alimentos, bienes durables como electrodomésticos y semidurables como el vestuario y calzado.
“Esta dinámica sugiere una recuperación hacia el último trimestre del año, donde muchos hogares desde septiembre podrían adelantar compras para las próximas temporadas festivas y promocionales. El consumo se ve favorecido también por la lenta, pero progresiva recuperación de la colocación crediticia y el auge de remesas en los últimos meses, lo que ha inyectado recursos adicionales en algunos hogares del país”, sostiene Raddar.
Sin embargo, el mercado laboral presenta un menor crecimiento en la generación de empleo, lo que incrementa los niveles de desocupación y podría limitar la recuperación del gasto en algunos segmentos más vulnerables. En este contexto, aunque el gasto muestra señales alentadoras, la reactivación aún es frágil y desigual.
Indica el análisis, que “en septiembre, la dinámica del gasto real mostró signos de recuperación tras la fuerte contracción registrada en 2023. Si bien aún no alcanza los niveles del promedio histórico, la mejora se apalanca en la desaceleración de la inflación, que ha permitido una leve recuperación en la capacidad de compra de los hogares. Este desempeño también contribuyó a que la caída en el tercer trimestre de 2024 fuera menos pronunciada, compensando parcialmente la contracción observada en julio, un mes que tradicionalmente impulsa el gasto, pero que este año se vio afectado por una lenta reducción de la inflación”.
Recuperación
A lo largo de 2024, el gasto de los hogares se ha mantenido en terreno negativo, aunque cerca de una posible recuperación, con el último trimestre perfilándose como clave gracias a las festividades, promociones y temporadas de descuento.
“No obstante, la lenta reacción del consumo durante el año, con una mayor cautela en los hogares y cambios significativos en algunos ciclos de compra este mes, el gasto de los hogares volvió a contraerse de manera interanual, pero mostró un cambio de tendencia, acercándose nuevamente al terreno positivo”, indica el informe.
Al analizar la dinámica por niveles de ingreso, se observa que este repunte fue impulsado principalmente por el crecimiento del gasto en los hogares de ingresos altos, que en septiembre volvió a registrar cifras positivas.
A esta mejora en el gasto de los hogares de ingresos altos se suma el reciente buen desempeño que empiezan a mostrar algunos indicadores, como las ventas de vivienda nueva y de vehículos, destacando la todavía positiva evolución de las ventas de vehículos eléctricos.
Este panorama se da a pesar de que Colombia se encuentra en plena temporada de pago de impuestos de renta para personas naturales, lo que probablemente está ejerciendo mayor presión sobre los bolsillos de los hogares de ingresos medios y altos.
Durante el tercer trimestre del año, los hogares de ingresos bajos y medios experimentaron un deterioro en su situación económica en comparación con el trimestre anterior. Este retroceso está en línea con el aumento de precios en bienes y servicios esenciales, como alimentos y servicios públicos, que impactan de manera más marcada a estos hogares, debido a que una mayor proporción de su gasto se destina a cubrir necesidades básicas.