EL FONDO Monetario Internacional y el Banco Mundial advirtieron que la guerra de Gaza y los ataques contra buques mercantes en el mar Rojo suponen una amenaza para la economía mundial.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, afirmó en la Cumbre Mundial de Gobiernos que se celebra en Dubái que la guerra en Gaza entre Israel y el movimiento palestino Hamás, que estalló en octubre, ya ha perjudicado a las economías de Oriente Medio y del Norte de África.
“Lo que temo más es una prolongación del conflicto porque (...) aumenta el riesgo de que se extienda”, afirmó Georgieva.
“Ahora mismo vemos un riesgo de propagación en el canal de Suez”, dijo, en referencia al paso que conecta el Mediterráneo con el mar Rojo, unas aguas donde los rebeldes hutíes de Yemen lanzaron una andanada de ataques contra buques que consideran vinculados con Israel.
Los rebeldes yemenitas, un movimiento afín a Irán, afirman que actúan en solidaridad con los palestinos de Gaza.
Los retos
A su vez, el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, afirmó en el mismo evento que “lo que está ocurriendo en Gaza, pero también los desafíos de Ucrania (...) y el Mar Rojo” son los principales retos para las perspectivas de la economía mundial.
Por otra parte, el ministro de Estado emiratí para Asuntos del Gobierno, Mohamed al Guergawi, dijo que el costo de las guerras y conflictos en el mundo, llegaría a US$ 17 billones anuales.
Guergawi, es el jefe de la Institución de la Cumbre Mundial de Gobiernos 2024 (WGS, por sus siglas en inglés), en un discurso inaugural.
Señaló que “si utilizáramos solo el 6% de este costo, se podrían cubrir los desafíos más importantes a los que se enfrenta la humanidad en un año, como eliminar el hambre y el analfabetismo, tratar el cáncer y proporcionar agua potable”.
Por otro lado, en las proyecciones del FMI, sitúa el crecimiento mundial en 3,1% en 2024 y en 3,2% en 2025, lo que supone que las previsiones para 2024 son 0,2 puntos porcentuales superiores a las de la edición de octubre de 2023.
Esto se debe a una resiliencia mayor de lo esperado en Estados Unidos y en varias economías de mercados emergentes y en desarrollo importantes, así como al estímulo fiscal en China.
Previsiones
De todos modos, las previsiones para 2024-25 son inferiores al promedio histórico de 3,8% (2000-2019), ante las elevadas tasas de interés de política monetaria para combatir la inflación, el repliegue del apoyo fiscal en un entorno de fuerte endeudamiento que frena la actividad económica y el bajo crecimiento de la productividad subyacente.
La inflación está disminuyendo más rápidamente de lo previsto en la mayoría de las regiones, mientras se disipan los problemas en el lado de la oferta y se aplica una política monetaria restrictiva. Se prevé que el nivel general de inflación a escala mundial descienda a 5,8% en 2024 y a 4,4% en 2025, lo que supone una revisión a la baja del pronóstico para 2025.
Ante la desinflación y el crecimiento firme, la probabilidad de que se produzca un aterrizaje brusco ha remitido, y los riesgos para el crecimiento mundial están en general equilibrados.
Por el lado positivo, una desinflación más rápida podría dar lugar a una mayor distensión de las condiciones financieras. Una política fiscal más laxa de lo necesario y de lo asumido en las proyecciones podría comportar un aumento temporal del crecimiento, so pena de un ajuste posterior más costoso. Un mayor dinamismo de las reformas estructurales podría impulsar la productividad y dar lugar a efectos secundarios transfronterizos positivos.
Los precios
Por el lado negativo, las nuevas escaladas de los precios de las materias primas a causa de los shocks geopolíticos ‒como son los continuos ataques en el mar Rojo‒ y las perturbaciones de la oferta o una mayor persistencia de la inflación subyacente, podrían prolongar las condiciones monetarias restrictivas. Una profundización de los problemas del sector inmobiliario en China o la desestabilización provocada en otros lugares por las subidas de impuestos y los recortes del gasto también podrían causar decepción en cuanto al crecimiento.
A corto plazo, las autoridades enfrentan el reto de gestionar con éxito el descenso final de la inflación hasta la meta, calibrando la política monetaria en respuesta a la dinámica de la inflación subyacente y, allí donde las presiones sobre precios y salarios claramente se estén disipando, ajustándola a una orientación menos restrictiva.
Al mismo tiempo, en muchos casos, visto que la inflación desciende y las economías están en mejores condiciones para absorber los efectos del ajuste presupuestario, es preciso prestar una atención renovada a la consolidación fiscal con el fin de restablecer la capacidad presupuestaria y poder abordar shocks futuros, recaudar ingresos para nuevas prioridades de gasto y frenar el incremento de la deuda pública.
La aplicación de reformas estructurales focalizadas y ordenadas reforzaría el crecimiento de la productividad y la sostenibilidad de la deuda, además de acelerar la convergencia hacia niveles de ingreso superiores. Es preciso aumentar la eficiencia de la coordinación multilateral, entre otras cosas, para facilitar la resolución de la deuda, evitar las situaciones críticas causadas por el sobreendeudamiento y crear espacio para las inversiones necesarias, así como para mitigar los efectos del cambio climático.
El promedio
La proyección del crecimiento mundial en 2024 y 2025 está por debajo del promedio anual histórico (2000-2019) de 3,8%, debido a las políticas monetarias restrictivas y el retiro del apoyo fiscal, así como al bajo crecimiento de la productividad subyacente.
Estos pronósticos se basan en las hipótesis de que los precios de los combustibles y otras materias primas bajarán en 2024 y 2025, y de que las tasas de interés disminuirán en las principales economías.
Se proyecta que en 2024 los precios medios anuales del petróleo se reduzcan alrededor de 2,3%, mientras que, para los precios de las materias primas distintas de los combustibles, se prevé un descenso de 0,9%.
Las proyecciones del personal técnico del FMI indican que las tasas de interés de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra se mantendrán en los niveles actuales hasta el segundo semestre de 2024, para después descender gradualmente, a medida que la inflación se aproxime al nivel fijado como meta. Se prevé que el Banco de Japón mantenga una orientación general acomodaticia de la política monetaria.
Las previsiones del FMI
En las economías avanzadas, se prevé que el crecimiento se reduzca ligeramente, de 1,6% en 2023 a 1,5% en 2024, antes de recuperarse hasta 1,8% en 2025. La revisión al alza de 0,1 puntos porcentuales para 2024 se debe al crecimiento más fuerte de lo previsto de Estados Unidos, que se ve compensado en parte por el crecimiento más débil de lo esperado de la zona del euro.
En Estados Unidos, se prevé que el crecimiento descienda de 2,5% en 2023 a 2,1% en 2024 y 1,7% en 2025. Se proyecta que el crecimiento en la zona del euro se recupere tras registrar una tasa baja, estimada en 0,5%, en 2023 y causada por una exposición relativamente elevada a la guerra en Ucrania, hasta 0,9% en 2024 y 1,7% en 2025.
Entre las demás economías avanzadas, se estima que en el Reino Unido el crecimiento aumente de forma moderada, pasando de una estimación de 0,5% en 2023 a 0,6% en 2024, coincidiendo con el desvanecimiento de los efectos negativos rezagados de los elevados precios de la energía, y posteriormente a 1,6% en 2025, cuando la desinflación permita relajar las condiciones financieras y deje que las rentas reales se recuperen.