Con los hechos ocurridos en las últimas semanas en el sector agropecuario del país, se nota la falta de una política agraria y que los Tratados de Libre Comercio, suscritos por el país no son la bendición que esperaba este sector de la economía y al contrario están llevando a los campesinos a la quiebra.
La alarma encendida por los arroceros es ahora confirmada por el gerente General de la Federación Nacional de Cerealistas, Fenalce, Henry Vanegas Angarita, quien aseguró que el balance cerealista del primer lustro de implementación del TLC con Estados Unidos es precario el cual deja un mal sabor toda vez que se han cometido diversos abusos a la sombra del convenio comercial sin que nadie diga o haga nada por superar los escollos.
Según Vanegas, en primer lugar fue negociada una posición arancelaria para importar a Colombia maíz amarillo duro y éste no está entrando con el agravante que sí está ingresando otro tipo de maíz que tiene como pretexto un acuerdo comercial que según Fenalce, se cumple a medias, pero con la lamentable desventaja para Colombia, país que debe soportar los abusos americanos totalmente visibles con el rompimiento de las reglas de juego las cuales pasan por debajo de la cerca.
Otro lío que denuncia Fenalce es que no hay quien controle lo negociado porque los contingentes en toneladas a cero arancel pueden sobrepasar lo pactado porque lamentablemente la Aduana no tiene sistematizados todos sus puertos, lo cual abre una puerta para que sigan entrando productos como si no se hubiese cumplido el contingente, el asunto, denuncia, es tan grave que pasan hasta dos meses y las mercancías siguen llegando.
Como si fuera poco, los cerealistas señalaron a los importadores norteamericanos de internar calidades muy inferiores a las descritas en el tratado, básicamente con el maíz grado dos americano, pues a Colombia llega un maíz grado tres que termina siendo grado cinco, es decir mucho más grano partido, con mayor número de impurezas y mucho más grano dañado.