A PARTIR del 7 de enero, retornan los turnos de racionamiento de agua en Bogotá y once municipios aledaños, así se vuelven a girar las miradas hacia el nivel de los embalses para determinar cómo va a ser el panorama durante el 2025.
Según la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), el nivel de los embalses del Sistema Chingaza (Chuza y San Rafael), con corte al 5 de enero de 2025 se encuentra en 46,49%, este embalse ha subido 590.000 m3. El consumo de agua durante el domingo 5 de enero fue de 15.17 metros cúbicos por segundo.
En cuanto al país las reservas hídricas, según XM es del 69,37% al 5 de enero de 2025, de la cual el mayor contenido lo tiene Caldas con 100,68%, seguido de la Región Caribe con 94,92%, luego sigue Antioquia con 73,50%, Oriente con 72,29%, Valle del Cauca con 65,13% y el Centro del país con un 62,56%.
A pesar de esta situación, Gustavo Petro, escribió en su cuenta de X: “Mientras cae agua lluvia por montones en Bogotá, el embalse se queda sin agua. La demostración de un mal urbanismo, que el POT de Bogotá Humana quiso corregir, pero que la clase política tradicional de la ciudad no permitió en su afán de defender grandes poseedores de tierra para urbanizar”.
Pero más allá de cuestiones políticas, sin duda desde la EAAB prevén la posibilidad de que la situación en los embalses del sistema Chingaza empeore, pese a las medidas que se han tomado. Por eso desde hace varios meses se trazó el llamado “Día Cero”, que se refiere a la fecha en la cual los embalses bajen del 36% de su nivel.
La empresa señala que esta alerta se podría producir hacia finales de febrero de este nuevo año. Se recordó que el país atravesará por una temporada seca durante el primer trimestre de 2025.
Del Niño a la Niña
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha estimado en un 60% la probabilidad de que se forme un episodio de la Niña en el primer trimestre de 2025, fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical.
En líneas generales, la Niña genera efectos opuestos a los de el Niño en el clima, en especial en las regiones tropicales. Sin embargo, la OMM ha destacado que en la actualidad este tipo de fenómenos climáticos de origen natural tienen lugar en el contexto más amplio del cambio climático, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.
Así mismo, el pronóstico más reciente de la Oficina Nacional de Administración y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), del cual se basa el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), apunta a una probabilidad del 59% en cuanto a que el fenómeno natural emerja a partir de enero de 2025 y esté vigente hasta marzo.
Por ahora, el Ideam pronosticó durante los primeros días de enero abundante nubosidad, con alta probabilidad de precipitaciones sobre todo en las regiones Caribe, Andina, Pacífica y Amazonía. También añadió que las lluvias estarían acompañadas de tormentas eléctricas, principalmente en las tardes y noches.
Estos serían los sectores más afectados por el fenómeno de la Niña:
- Turismo: las inundaciones y sequías pueden afectar negativamente zonas y la accesibilidad a los destinos turísticos.
- Infraestructura/construcción: las precipitaciones pueden impactar los tiempos y plazos de trabajo en obras, por lo que hay que tomar medidas de precaución al respecto, además de actividades preventivas con empleados y colaboradores.
- Salud: las condiciones climáticas extremas asociadas a la Niña pueden propiciar la proliferación de enfermedades como el dengue, la malaria y afecciones respiratorias. Esto representa un aumento en los gastos asociados a la atención de las mismas.