A PESAR del notable crecimiento en el sector de las energías renovables, el petróleo y el gas siguen siendo componentes esenciales de la matriz energética mundial, proporcionando más de la mitad de la energía global.
Según un informe de la ANIF, en el caso de Colombia los retos son particularmente apremiantes debido a sus limitadas reservas de hidrocarburos. Aunque el país es rico en recursos naturales, sus reservas de petróleo y gas están disminuyendo a un ritmo preocupante. En los últimos años, las reservas probadas tanto de gas natural como de petróleo han experimentado una caída significativa, lo que subraya la necesidad urgente de identificar nuevas fuentes y desarrollar infraestructura adecuada para su extracción y distribución.
En términos de gas natural en el contexto internacional, se anticipa un crecimiento en la demanda en 2024, impulsado principalmente por los mercados asiáticos. Ya en el caso de Colombia, el gas natural juega un papel crucial, aportando una combinación óptima de fiabilidad y menor contaminación en comparación con otros combustibles fósiles. De hecho, entre 2020 y 2022 el gas natural fue la principal fuente de energía térmica en el país, representando el 55 % del consumo total en este segmento. Su versatilidad y menor impacto ambiental lo posicionan como un componente esencial en la transición hacia una matriz energética más limpia. Sin embargo, Colombia enfrenta un desafío significativo en términos de abastecimiento de gas natural: en 2023, estas reservas disminuyeron 1,1 años frente a 2022, reduciendo el nivel de reservas a 6,1 años.
En cuanto al petróleo, el escenario global muestra una disminución en la demanda para 2024, influenciada en gran medida por la dinámica del crudo en Europa.
En Colombia, la producción de petróleo ha mostrado una ligera caída hasta febrero de 2024, reflejando los desafíos continuos en el sector. Esta reducción, atribuida a problemas en los pozos del Meta y a una disminución general en la actividad industrial, subraya la volatilidad y la vulnerabilidad de la industria petrolera colombiana. Además, las reservas probadas de petróleo mostraron una leve disminución en 2023 hasta 7,1 años.
Finalmente, la ANIF resuelve que la transición hacia energías renovables es inevitable y necesaria para cumplir con los objetivos climáticos globales. Sin embargo, esta transición debe ser gestionada cuidadosamente para asegurar que no se comprometa la seguridad energética del país.
Revolución energética mundial
A su turno, Fabian Bosquiazzo, director global de Energy & Utilities de Softtek, anotó: “La transformación digital del sector energético no solo es una oportunidad, sino una necesidad para enfrentar los desafíos actuales y futuros”. Agregó: “Las tecnologías limpias no solo son competitivas frente a los combustibles fósiles, sino que también representan nuevas oportunidades de desarrollo y crecimiento en un entorno altamente competitivo”.
Softtek destaca que la acelerada evolución tecnológica y estructural del sector energético será fundamental para la creación de un nuevo paradigma orientado a un futuro más sostenible, por lo que propone algunos elementos claves para una operación más eficiente, transparente y sustentable.
Primero, la transición hacia ecosistemas hiperconectados promueve el desarrollo de experiencias digitales seguras e integradas, redefiniendo la interacción las diferentes fases de la energía, fortaleciendo la cadena de valor a través de ecosistemas conectados, cognitivos y colaborativos; segundo, la transición energética impulsa a las empresas del sector energético a adoptar tecnologías de automatización para mejorar su eficiencia y reducir el impacto ambiental generando plantas y redes autónomas, a través de la integración de datos y tecnologías inteligentes.
Tercero, en el camino hacia un futuro sostenible, la adopción de la inteligencia artificial se presenta como una solución clave para superar los desafíos energéticos, económicos y medioambientales, impulsando la transición hacia un modelo y unas prácticas más sostenibles y conscientes; cuarto los gemelos digitales y la realidad aumentada revolucionan el sector energético al permitir simulaciones que optimizan operaciones y planificación, contribuyendo a una gestión más eficiente y sostenible de la energía.
Finalmente, la computación cuántica se perfila como una tecnología disruptiva con el potencial de transformar el sector energético, mejorando la gestión de datos, la seguridad y la eficiencia en la producción y distribución de energía.