* Unidad Nacional a la bogotana
* La anticorrupción es el eje
Sea cual sea el resultado de la justa electoral en Bogotá, es evidente que habrá varios ganadores. El único caso que se sale de este margen es el de Enrique Peñalosa, quien desde el Partido Verde, vuelve a buscar su reelección, en alianza con el denominado uribismo, cuya única posibilidad después de múltiples aspiraciones es ganar o ganar. Si, por el contrario, se consolidan las predicciones de las encuestas, Gustavo Petro, candidato de los recién fundados Progresistas, será el triunfador, una vez demostrado que fue el líder contra la corrupción, compromiso básico que gravitará durante los cuatro años de su Alcaldía.
Esto no quiere decir que los demás aspirantes no se vayan a presentar igualmente como ganadores, aun perdiendo la presea de la Alcaldía. En efecto, la alianza Parody-Mockus, que le permitió a la candidata independiente Gina Parody subir algunos puntos en las encuestas de los que tenía por su cuenta, dirá que para ser su primera aspiración quedó bien posicionada. Eso está cantado de antemano, de suerte que no se sentirá derrotada.
Igual de claro eso en el caso de Carlos Fernando Galán, que aun a pesar de habérsele puesto mordaza en los medios e impedido su participación en algunos debates, al final mostró una consolidación en ascenso, sin desprenderse del lote puntero. Galán, nombrado director de Cambio Radical en medio de la campaña, mantuvo su carácter para el manejo de los avales en su partido y siendo muy joven demostró reposo y serenidad ante grandes retos. Como Parody, evidenció valentía y de haberse hecho la unión de Cambio Radical con el Partido Liberal, seguramente habría liderado una tercería con amplias posibilidades. Es claro que el partido de Germán Vargas Lleras encontró en la vocería de Galán una figura que no solo encarna el legado del inmolado jefe del Nuevo Liberalismo, sino que también es carta abierta contra la corrupción, denunciante, como lo fue, del denominado carrusel de la contratación, al lado de Gustavo Petro.
Estará en Galán y Parody en adelante la capacidad, el primero, de terminar de consolidar el legado de su padre y, la segunda, de mantener a futuro la alianza con el mockismo en un movimiento o estructura partidista correspondiente, que permita desestimar cualquier idea de que fue un acuerdo simplemente coyuntural, como ha ocurrido en tantas elecciones anteriores con candidatos que han surgido con fuerza y luego desaparecido.
En igual sentido, si gana la Alcaldía, tendrá Gustavo Petro, además de su gestión., que darle solidez a lo que se llama Progresistas bajo una estructuración sólida y responsable.
El hecho, en todo caso, es que los partidos tradicionales o menos tradicionales de Bogotá, como el Conservador o el Liberal, de una parte, o el Polo Democrático o los verdes, de otra, se verán también como los grandes derrotados. En efecto, si Peñalosa no gana, el único reducto verde plausible sería el de Fajardo en Antioquia, mientras que se ve muy difícil la recomposición del Polo Democrático, salvo por el premio de consolación de la reconocida gestión de Clara López Obregón, sustituta del encarcelado alcalde Samuel Moreno. En tanto, el conservatismo, sin candidato a la Alcaldía, y además dividido en diferentes facciones, tendrá hoy que hacer un máximo esfuerzo en cuanto a concejales y ediles. Por su parte, el Partido Liberal, otrora gran elector en Bogotá, prácticamente también ve desaparecer esta influencia al ocupar uno de los últimos lugares.
De otro lado, lo singular de esta campaña es que por primera vez en Bogotá no se presentó la polarización tradicional entre dos opciones exclusivas y excluyentes, sino que el abanico fue amplio y vigoroso. Se pensó que bajo las denuncias contra la administración Moreno de la Fiscalía y la Procuraduría, el péndulo político estaría asegurado. Eso fue lo que pasó pero de la manera más imprevista, pues va a parar donde nadie lo esperaba.
Han dicho todos los candidatos que de perder, en todo caso prestarían sus servicios al ganador donde él lo considere pertinente. Si esto es así, como lo han prometido, se avizora una Unidad Nacional a la bogotana, luego de una campaña imprevista por todos los flancos que solo tomó fuerza al final.