En los próximos días se reanudará la discusión sobre el proyecto de reforma laboral, esta vez en tercer debate en la Comisión Séptima del Senado. El trámite de la iniciativa en la Cámara fue bastante accidentado no solo por el choque de criterios entre las bancadas gobiernistas con las de independientes y oposición, sino porque los gremios, empresarios, academia, centros de estudios especializados y otros sectores políticos, económicos y sociales se quejaron de que sus múltiples alertas sobre los puntos más controversiales del articulado no fueron escuchadas.
Ahora que arranca este tercer debate, las alarmas aumentaron su intensidad. Distintas instancias del sector privado advierten que la reforma producirá un impacto lesivo en la estabilidad empresarial, sobre todo por el aumento de los costos de nómina y producción, lo que, a su turno, constituirá un golpe directo a los escasos márgenes de productividad y rentabilidad que hoy se tienen. Así las cosas, lo más posible es que la citada reforma repercuta no solo en una congelación de la planta de personal en muchas compañías, sino que podría disparar el desempleo y la informalidad laboral.
En ese orden de ideas, el llamado a la Comisión Séptima es a que escuchen a todos esos sectores que consideran necesario ajustar la iniciativa. Hay que abrir los suficientes espacios para que los expertos y los técnicos puedan exponer sus respectivas tesis. No son opiniones gratuitas ni subjetivas. Por el contrario, se trata de argumentos soportados en estudios, cifras y experticia que merecen ser analizados de manera objetiva y serena en el tercer y cuarto debates que restan. Esto permitirá que los senadores, tanto en esa célula congresional como, eventualmente, en la plenaria voten a conciencia, de manera responsable y, sobre todo, suficientemente informados.
No hay que olvidar que la primera versión de esta reforma se hundió al cierre de la segunda legislatura a mediados del año pasado, por lo que una nueva fue radicada semanas después y tardó alrededor de un año en superar los primeros dos debates.
De igual manera, debe recordarse que, precisamente, en abril pasado se hundió, también en tercer debate, en la mencionada Comisión Séptima el primer proyecto de reforma a la salud ¿La razón? La negativa del Gobierno y su coalición a corregir las múltiples falencias advertidas. La iniciativa laboral podría sufrir igual suerte si no se escuchan todas las alertas sobre sus graves implicaciones.